RÓMULO ENTRE CORBUCCI Y ROVERE:
DEL GLAMOUR ÉPICO AL PRIMITIVISMO SÓRDIDO
Romulus between Corbucci and Rovere:
from Epic Glamour to Sordid Primitivism
Grad. Javier Soto Martínez
Historiador
Universidad de Granada
Recibido el 25 de Abril de 2023
Aceptado el 19 de Mayo de 2023
Resumen. La figura de Rómulo es, tal vez junto la de César, la más reconocida del mundo romano debido a que su vida mítica es un tema muy extendido en la cultura popular y además ha inspirado algunas de las obras de arte más reconocidas, como es el caso de la loba capitolina. Por este motivo, no es de extrañar que haya sido un personaje tratado en la gran pantalla. En este trabajo se analiza la imagen que se ofrece de este personaje en tres producciones, Romolo e Remo (S. Corbucci, 1961), Il primo re (M. Rovere, 2019) y la serie ROMVLVS (M. Rovere 2020-presente). Con enfoques muy diferentes, ambos directores ofrecen su particular visión de uno de los momentos más trascendentales de la historia de Occidente, la fundación de Roma.
Palabras clave. Cine épico, Fundación de Roma, Rómulo, Mito, Sergio Corbucci, Matteo Rovere.
Abstract. The figure of Romulus is, along with that of Caesar, one of the most recognised in the Roman world because his heroic life is a widespread theme in popular culture and has also inspired some of the most famous works of art, such as the Capitoline She-Wolf. For this reason, it is not surprising that he has even been a recurring character on the big screen. This paper analyses the image portrayed of this character in three productions, Romolo e Remo (S. Corbucci, 1961), Il primo re (M. Rovere, 2019) and the series ROMVLVS (M. Rovere, 2020-present). With very different approaches, both directors offer particular representations of one of the most significant moments in the Western history, the foundation of Rome.
Keywords.Epic film, Founding of Rome, Romulus, Myth, Sergio Corbucci, Matteo Rovere.
Introducción
“Mientras algunos opinaban, en efecto, que debía llamársele Rómulo, como fundador también él de una ciudad, prevaleció la propuesta de que se le llamara mejor Augusto” (1). Esta frase del historiador del siglo II, Suetonio, es un pequeño reflejo de la importancia que otorgaban los romanos a Rómulo. No es algo que deba sorprendernos, pues en pocos personajes recae el honor de ser tenidos por los padres de una de las civilizaciones más importantes e influyentes de la historia de la humanidad. Tanto es así que, como dice Suetonio, se barajó la posibilidad de que el nuevo gobernante, como nuevo padre de la patria romana, llevara por título el nombre de su ilustre fundador. No es de extrañar, entonces, que sea precisamente en este momento de “refundación” cuando encontremos al historiador romano que, al calor de los nuevos vientos de cambio, ofreciese una de las mejores versiones de la leyenda de Rómulo y Remo, Tito Livio.
La trascendencia que ha tenido el mito de Rómulo y Remo en la cultura es imponderable, incluso si vamos mucho más allá del Mundo Antiguo. Un buen índice para medirlo son las muchas representaciones que hay en las artes plásticas y figurativas. Por eso no debe sorprender que una figura de este calibre haya sido igualmente tratada en el Séptimo Arte (si bien es cierto que dista del interés que suscitaron otros personajes, como el propio César) y como se verá, desde ópticas muy diferentes, que van desde una lectura más o menos respetuosa con la tradición a una rupturista reinterpretación.
Tampoco parece ajeno a nuestra comprensión que directores italianos hayan recogido el guante de intentar llevar a la gran pantalla la vida de uno de los mayores héroes romanos. Por eso, la primera película que hemos considerado es Romolo e Remo (1961) de Sergio Corbucci, “el otro Sergio”, director italiano célebre por sus violentos spaghetti western que, aunque ha permanecido a la sombra de Sergio Leone, ha sido recientemente reivindicado por figuras del cine de la talla de Quentin Tarantino (2). Steve Reeves da vida a Rómulo y Gordon Scott a Remo en esta cinta propia del género peplum que tanta fama tuvo en aquellos años 60.
Póster promocional de la película, © Titanus.
Tras la película de Corbucci, han visto a la luz otras producciones que reflejaban la vida de este héroe mítico, como il ratto delle sabine (R. Pottier, 1962), con Roger Moore en el papel de Rómulo, o la banalización cómica que supone la película Remo e Romolo. Storia di due figli di una lupa (M. Castellaci & P.F. Pingitore, 1976), donde los gemelos Rómulo y Remo (interpretados respectivamente por Pippo Franco y por Enrico Montesano) son hijos de una prostituta (interpretada por Gabriella Ferri), interpretación que, por transgresora que parezca, ya da Tito Livio (3). Sin embargo, estas producciones no las vamos a considerar por no extendernos demasiado, por lo que vamos a saltar a las dos más recientes, il primo re (M. Rovere, 2019) y ROMVLVS (M. Rovere, 2020-presente).
Il primo re (M. Rovere, 2019)presenta a Alessandro Borghi en el papel de Remo y a Alessio Lapice en el papel de Rómulo. He alterado el orden tradicional por una sencilla razón y es que la película otorga un mayor protagonismo a Remo. De este mismo director es la serie ROMVLVS (M. Rovere, 2020-presente), que cuenta a día de hoy con dos temporadas y sigue en emisión. La primera temporada, que es la que se ha tenido en cuenta para este trabajo, se estrenó en el año 2020 y consta de 10 episodios, donde en vez de a Rómulo y Remo encontramos a Yemos (Andrea Arcangeli) y a Wiros (Francesco di Napoli). Como peculiaridad de ambas producciones, es destacable el esfuerzo hecho por crear una atmósfera inmersiva a través de unos diálogos en protolatín (labor de reconstrucción hecha por la latinista Gianfranca Privitera y la epigrafista Daniela Zanarini) (4).
La mirada de Corbucci: el glamour y el heroísmo
Como hemos adelantado, en estas películas o series se ha abordado la figura del fundador de Roma, que se aparta en buena medida de la versión canónica que conocemos principalmente por Tito Livio. Damos por supuesto que el mito de los gemelos fundadores de Roma es sobradamente conocido, así que nos centraremos, en primer lugar, en esbozar de manera sucinta el argumento de cada una de estas producciones, pues en tanto en cuanto difieren del relato original es preciso detenerse en esta cuestión.
En primer lugar, la de Sergio Corbucci, Romolo e Remo (1961) es la más respetuosa con el relato original. La historia comienza con Rea Silvia abandonando a sus hijos en el Tíber. Tras esto, son recogidos por una loba y posteriormente encontrados por el pastor Faústulo. En apenas cinco minutos se resuelve toda esta trama para luego, a través de una elipsis temporal, pasar a la historia de Rómulo y Remo adultos. La estrategia narrativa que emplea Corbucci es, sin lugar a dudas muy interesante, porque pone de manifiesto que subyace una necesidad de “sanear” la figura de Rómulo. Pero, ¿por qué? No hay que perder de vista que el mito de Rómulo tiene algunos episodios oscuros que parecen contradecir el carácter heroico que se debe presuponer al padre de la civilización romana. De este modo, no vamos a encontrar ni el rapto de las sabinas (hay un rapto en la película, eso sí, como comentaremos luego) y el episodio de fratricidio es maquillado para que no parezca un hecho tan criminal a ojos de un espectador moderno.
Rómulo (en el centro) y Remo (detrás, a la izquierda), flanqueados por Julia y por Curci, © Titanus.
Por tanto, Corbucci siente la necesidad de dotar a su protagonista del carácter intachable que se espera de un héroe, reformulando aquellos episodios más reprobables. Tal es el caso del rapto de las sabinas: en la película encontramos que Rómulo rapta a una sabina, la hija del rey Tito Tacio, y que lo hace motivado por el amor que siente por ella y que es correspondido. De este modo, casi bajo la apariencia de la fuga de dos amantes, queda enmascarada esta historia que, desarrollada como en la versión original del mito, podría ser polémica.
La otra cuestión que queda por dilucidar es cómo justificar lo que a priori parece totalmente injustificable, esto es, el fratricidio. Corbucci sale al paso con una fórmula que, por cierto, será emulada por Matteo Rovere en su Il primo re (2019), como veremos ahora a continuación. Aunque el antagonista de la cinta en todo momento parece que es, en primera instancia, Amulio, y, en segundo lugar, Tito Tacio y sus sabinos, lo cierto es que desde que comienza el romance de Rómulo con Julia, se ve otro villano latente, Remo. Rómulo y Remo aparecen ambos como los jóvenes líderes de una comunidad de fugitivos que vive en la montaña porque sufren los abusos de Amulio. Al principio hay buena sintonía entre los hermanos, pero cuando en su lecho de muerte Faústulo revela a Remo (Rómulo entretanto ha sido capturado por Amulio) las extraordinarias circunstancias de su nacimiento, su carácter muta y se vuelve un líder duro y ambicioso, con poca consideración por sus compañeros y por su hermano, al que ve como demasiado blando para el liderazgo. Cuando Remo rescata a Rómulo de las manos de Amulio, se convierte en su obsesión ser el nuevo rey de la ciudad que van a fundar. Es el que al principio parece dirigir al que se convertirá en el pueblo romano hacia el lugar donde ha de fundar la ciudad que él pretende gobernar. Sin embargo, su actitud severa choca con la mayor lenidad de su hermano, que es bien recibida por sus compañeros.
El clímax de la disputa llega cuando Remo deja claro que se niega a compartir el poder y para dilucidar quién ha de ser rey someten la cuestión al arbitrio de los dioses: el que vea más pájaros, será el nuevo rey de la ciudad. Al igual que ocurre en el relato de Livio, el que vence no es otro que Rómulo, pero Remo no acepta el resultado e incluso se propone luchar con su hermano. Para calmar los ánimos, Rómulo propone dividir el grupo en dos, de modo que el que llegue antes al lugar destinado a la fundación de la ciudad, será el rey. Nuevamente vuelve a vencer Rómulo, que tras derrotar a los sabinos y firmar la paz con Tito Tacio comienza a trazar el pomerium de la ciudad. En los últimos minutos de la película, llega Remo, que provoca y golpea a su hermano, quien ya había proclamado que aquel que mancillase el sagrado perímetro de la ciudad, lo pagaría con la vida. Remo, que ya había declarado que debería haber matado a su hermano, se enfrenta a Rómulo y muere. Con sus últimas palabras parece justificar su muerte: “es el destino el que decide por nosotros, el hombre no puede oponerse. Ya nadie te arrebatará el poder. La ciudad que fundarás llegará a ser grande como yo la he soñado”.
Rómulo (izquierda) se despide de Remo antes de separar el grupo,
© Titanus.
Por todo lo demás, la película no destaca por su calidad. El argumento es una versión descafeinada del mito de Rómulo y Remo al que se le añade el inevitable romance entre Rómulo y la hija del rey sabino. En cierto modo me parece que emula la fórmula de Spartacus (S. Kubrick, 1960), pues buena parte de la película se fundamenta en un grupo de personas (que podríamos catalogar de refugiados de Alba Longa) lideradas por Rómulo y Remo que buscan su salvación mientras son perseguidas por el ejército sabino. En este caso, el papel de Espartaco corresponde a Rómulo y el de Craso, a Tito Tacio. En el grupo hay gente de toda condición, como en la banda de esclavos rebeldes de Espartaco, pues son un auténtico pueblo en movimiento. La diferencia es el desenlace, que en Spartacus es desgarrador mientras que el Romolo e Remo es más esperanzador, aunque deja con el sabor agridulce que produce la muerte de Remo.
En cuanto a la ambientación, no es brillante, pero sí me parece digno de elogio que se haya evitado la tentación de magnificar la escenografía. No vamos a encontrar grandes ciudades ni grandes templos. Lo más fastuoso que aparece es una suerte de anfiteatro en el que Rómulo va a ser ajusticiado, en presencia de Amulio y los ciudadanos de Alba Longa. Esta escena nuevamente transporta al espectador a la de una de las películas de romanos más importantes de la historia del género peplum, Quo Vadis? (M. LeRoy, 1951). Al final de esta conocida cinta bíblica aparece una escena en la que Ursus (interpretado por Buddy Baer) debe enfrentarse en el Coliseo a un toro, al que da muerte. En la película de Corbucci, Rómulo, atado a un poste, debe matar a un oso, proeza que consigue. Este escenario es el que parece más fuera de lugar, pues en lo concerniente a la restante ambientación, la imagen de Alba Longa difiere grandemente de la majestuosidad de películas ambientadas en la Roma de la República Tardía o de la Roma Imperial.
Para concluir con el trabajo de Corbucci, lo primero que hay que considerar es que no estamos ante su mejor película. Dejando esta cuestión de lado y centrándonos en Rómulo, la visión que de él se transmite es romántica, la del héroe fuerte a la par que sensible que es valiente y se desvive por su pueblo, sin dejar de lado su faceta de galán. Un Rómulo, por tanto, que se adapta a un prototipo de personaje, lo que hace que la construcción de su carácter no nos diga mucho, ya que manifiesta unas características que podríamos encontrar en cualquier héroe de cualquier otra película peplum.
La aproximación de Rovere: brutalidad en su estado más primitivo
Casi sesenta años después y desde una óptica muy diferente, Matteo Rovere retoma el mito de Rómulo y Remo. Sin embargo, lo hace con unos presupuestos muy diferentes a los que empleó Corbucci. Este director, entre su filmografía, cuenta con una película dedicada a Rómulo y Remo (Il primo re, 2019) y con una serie que sigue en emisión, ROMVLVS (2020-presente).
Comenzando por la película, Il primo re (M. Rovere, 2019), sí que conviene contar, aunque sea someramente, el argumento, pues un denominador común a las producciones de Rovere sobre Rómulo es su heterodoxia en lo que al tratamiento del mito se refiere. En Il primo re encontramos a un Rómulo y Remo adultos que son pastores que, tras sufrir una riada, son tomados como esclavos por soldados de Alba Longa. Ambos jóvenes consiguen provocar una rebelión del grupo de cautivos, pero Rómulo acaba malherido. Esto explica por qué es Remo el que asume el papel principal en la película, convirtiéndose en el líder de la banda de fugitivos, que, para escapar de cualquier represalia de los albanos, se refugia en un bosque y se hace dueña de él, tras matar a los hombres de la tribu que lo habitaba y asentándose en su aldea. Remo se irá revelando como un líder cruel y despótico que suma a su currículum de defectos su impiedad. Por esto, hacia el final de la película, cuando Rómulo, ya recuperado, muestra que es de un carácter diferente a su hermano, la aldea no tarda en mostrar su simpatía hacia él. Esto desemboca en un inevitable duelo entre ambos hermanos, que concluye, como todos sabemos, con la muerte de Remo y la llegada del grupo de Rómulo al lugar donde se va a fundar Roma.
Remo (en el centro) sostiene a su hermano malherido (a la izquierda) tras huir de sus captores, © Rai Cinema/ Groenlandia.
Como vemos, esta reinterpretación del mito de Rómulo y Remo solo es tal en lo más esencial, el fratricidio, que nuevamente se justifica convirtiendo a Remo en el villano. Sin embargo, no encontramos ni el episodio de la loba, ni el de la muerte de Amulio, así como tampoco aparecen Numitor ni Rea Silvia. Esta versión da la sensación de que prefiere huir de todo lo mítico para presentarnos a humanos simplemente, sin necesidad de convertirlos en héroes. Muy acertadas son las palabras de Lapeña (2022: 66): “El film se aparta de la mirada neoclásica del mundo romano y tampoco intenta convertirse en una interpretación filológica del pasado. Muestra un mundo lejano, oscuro, cruel, duro, plagado de fuerzas ignotas, pero que, al mismo tiempo, puede ser reconocido por el espectador como parte de su legado cultural”, opinión que hacemos extensible a la serie.
Pero antes de ver cómo se concibe la figura de Rómulo en esta película, creo que hay que traer a colación un fenómeno crucial para entender algunos aspectos de la misma. En el año 2011 se estrenó una serie que se ha convertido en un fenómeno de masas y que supo reunir en torno a sí a una legión de seguidores. Me refiero, claro está, a Game of Thrones (D. Benioff & D.B. Weiss, 2011-2019). Es una de las series más influyentes de los últimos tiempos y ha marcado la pauta para buena parte de los productos audiovisuales relacionados con la fantasía épica. Con una repercusión menor que Game of Thrones (D. Benioff & D.B. Weiss, 2011-2019) pero con un impacto notable, en el año 2013 se estrenó Vikings (Michael Hirst, 2013-2020). Si la anterior era el referente para la fantasía épica, la serie de Michael Hirst lo ha sido para los dramas históricos. A la luz de este fenómeno es como creo que hay que interpretar la película Il primo re (M. Rovere, 2019) e incluso la serie ROMVLVS (M. Rovere, 2020-presente). Tanto es así que hay escenas que un espectador podría encajar perfectamente en la serie Vikings (Michael Hirst, 2013-2020), como cuando Remo, armado con dos hachas, se enfrenta a la tribu que puebla el bosque del que se quiere adueñar. Era inevitable, por la estética, no ver en este personaje el reflejo de un berserker vikingo tal y como los imagina la cultura popular.
Teniendo esto presente, estamos ante una película oscura que carece del brillo de la de Corbucci. Aquí encontramos a los protorromanos en su faceta más primitiva, sin ningún glamour o elegancia. Hablar de Rómulo en esta película es una cuestión más difícil, pues como hemos dicho, es un personaje secundario. Sin embargo, aparece como lo opuesto a su hermano Remo. Si aquel era un guerrero que lo fiaba todo a su fuerza (con la que consigue ser reconocido como líder), Rómulo aparece como un gobernante más sensible y piadoso, lo que demuestra por su devoción a Vesta, cuyo fuego había sido apagado por Remo. Remo gobierna con el miedo, mientras que Rómulo consigue el respeto del grupo. Sin embargo, hay una cosa en la que es superado por Remo y es la lealtad y cariño a su hermano. Mientras que Remo se ve incapaz de matar a su hermano tras oír un presagio de los dioses que le obliga a hacerlo, Rómulo acaba matando a Remo. Para justificar el fratricidio se usan idénticos argumentos que los que emplea Corbucci, por lo que no parece necesario volver a pararse en ellos. La muerte de Remo, como en la película anterior, aparece como algo inevitable, como un último recurso al que debe aferrarse Rómulo. Por eso en el caso de la película de Rovere, en un último gesto de piedad fraterna, Rómulo lleva el cadáver de Remo al lugar en el que fundarán Roma.
Rómulo se enfrenta a Remo (de espaldas a la cámara), © Rai Cinema/ Groenlandia.
Una imagen aún más desmitificadora es la que ofrece la serie ROMVLVS (M. Rovere, 2020-presente), serie producida por Sky Italia, Cattleya y Groenlandia (productora que pertenece al creador de la serie, Matteo Rovere). Para nuestro trabajo, tenemos en cuenta únicamente la primera temporada, que consta de diez episodios, pese a que en fechas recientes se estrenó una segunda que consta de ocho episodios. Es una nueva vuelta de tuerca a la historia de Rómulo y Remo y al ser tan diferente, no nos queda más remedio que contar el argumento para poner al lector en situación.
Lo primero que hay que señalar es que, aunque la serie se llama ROMVLVS (M. Rovere, 2020-presente), este nombre no aparece en la serie. En la serie encontramos a dos hermanos gemelos, que son Yemos (Andrea Arcangeli) y Enitos (Giovanni Buselli). Yemos es el que, a tenor de lo ocurrido en esta primera temporada, podríamos identificar con Rómulo y es lo que aquí haremos, pero con ciertas precauciones. Sobre si Enitos es Remo, todo apunta a que no, y que este papel será asumido por Wiros (Francesco Di Napoli), un personaje con el que Yemos establece un lazo de hermandad y al que presentaremos a continuación.
Cartel promocional de la primera temporada de la serie, © Sky Italia/ Groenlandia.
En la serie, Yemos y Enitos son hijos de Rea Silvia y de un padre desconocido y nietos de Numitor, rey de Alba Longa. En este caso, ni Rea Silvia es una vestal ni los jóvenes son desconocedores de su regia ascendencia. La historia comienza, por tanto, en el Lacio Antiguo (la Tierra de los Treinta Reyes en palabras de la serie). La sequía sacude la región, de modo que todos los reyes latinos deben adoptar medidas desesperadas. En Velia, por ejemplo, un grupo de jóvenes, entre los que está Wiros, un esclavo, son nombrados lupercos y expulsados del pueblo. Parece que la célebre fiesta religiosa (fiesta que, por cierto, aparece también representada en la película de Corbucci), es mezclada con la costumbre del ver sacrum. Los jóvenes deben abandonar la ciudad para garantizar la supervivencia de los que se quedan. Ante esa situación, los reyes latinos se congregan en Alba Longa para consultar a los dioses. Tras un presagio desfavorable, Numitor, tras ser cegado, parte al exilio con su hija Rea Silvia, dejando a sus sobrinos como reyes. Sin embargo, Amulio, tío-abuelo de los gemelos, conspira para hacerse con la corona. Mata a Enitos e inculpa a Yemos (¿acaso este es el fratricidio que mancha la imagen de Yemos-Rómulo?). A partir de aquí encontramos dos tramas bien diferenciadas:
- Por una parte, la historia de Yemos y Wiros. Yemos, tras huir de su tío, acaba integrándose en el grupo de lupercos (uso este término porque es el que se emplea en la serie) de Velia y conoce a Wiros, con el que establece una relación estrecha de amistad que se torna en hermandad cuando ambos son introducidos en el culto a Rumia. Este culto tiene un papel muy destacado en la serie, pues Rovere ofrece a través de él otra interpretación sobre el mito de la loba capitolina. Rumia es nombrada a lo largo de la serie como Señora de los Lobos, algo así como Lukwòsom Pòtnia (5) y la líder del culto es la Loba. Cuando Yemos y Wiros son introducidos en el culto en el capítulo cinco de la serie, se les dice que han muerto y han renacido. De este modo, tenemos a los dos “hermanos” vinculados con la “loba”. Serán estos Ruminales los que ayudarán a Yemos a recuperar su trono en Alba Longa con la promesa de llevarlos fuera del bosque y fundar una ciudad consagrada a Rumia, Ruma.
- Por otra parte, hay un tercer personaje principal, Ilia, una vestal hija de Amulio que está enamorada de Enitos. Tras la muerte de su amado, deja que se extinga el fuego de Vesta y es castigada siendo enterrada viva. Tras escapar de su encierro “milagrosamente”, se consagra a Marmar (Marte) y se entrega a la venganza, en el convencimiento de que es Yemos el que asesinó a Enitos. Así se convertirá en colaborada de su padre Amulio, que tiene como objetivo principal matar a Yemos y a cualquiera que lo respalde con tal de consolidar su poder.
Huelga decir que esta serie, por mucho que lleve por título el nombre del fundador de Roma, dista mucho del mito que todos conocemos. Aun así, creemos que es una serie que merece una oportunidad y que tiene algunas virtudes que quiero plantear antes de analizar, como corresponde, el personaje de Yemos, que identificamos como Rómulo.
Yemos-Rómulo como rey de Alba Longa, © Sky Italia/ Groenlandia.
Esta serie nos remite a esa idea de que “Roma no se hizo en un día”. El mundo que encontramos en el Lacio del siglo VIII a.C. carece del esplendor que quita el aliento que asociamos a la imagen de la Roma imperial. La escenografía estuvo bajo la dirección de Valentino Nizzo, director del Museo Nazionale Etrusco de Villa Giulia, en Roma, por lo que en lo que a ambientación se refiere, contó con un aval solvente. No vemos grandes ciudades, sino poblados de chozas circulares. Y aunque la imagen que tenemos de esta incipiente vida urbana es la de una vida primitiva, representan la civilización por oposición a la barbarie que encarnan los Ruminales. Esta dicotomía incluso genera conflictos en la serie, pues las costumbres salvajes de los hijos de Rumia provocan el rechazo de los reyes latinos aliados de Yemos-Rómulo.
Yemos-Rómulo aparece como un guerrero habilidoso y con dotes de liderazgo que comparte con Ilia su obsesión por vengar la muerte de su hermano Enitos, aunque en su caso él vaya tras el asesino real. Se revela como una persona compasiva, que rehúsa humillar al individuo más débil del grupo que lo acoge tras huir de Alba Longa (Es decir, Wiros) y que logra ganarse el respeto del cruel líder de dicho grupo. Es un personaje implacable en su venganza, como demuestra cuando le arranca el corazón a uno de sus rivales (el rey Spurius de Velia), que había matado a algunos de sus aliados. Aúna por tanto una faceta salvaje y oscura y otra mucho más luminosa, que tiene que ver con la imagen que ofrece a sus aliados latinos, la de rey joven, leal y sabio, pues se las arregla para evitar una nueva guerra latente por el rechazo que generan los hijos de Rumia y su diosa, aliados por los que Rómulo siente predilección y que motivan que renuncie a la corona de Alba Longa para acompañar a estos últimos (liderados por Wiros) a fundar Ruma.
Yemos-Rómulo (izquierda) y Wiros-¿Remo? Salen de Alba Longa con los Ruminales para fundar Roma, © Sky Italia/ Groenlandia.
Es muy llamativo cómo siendo esta la única versión de las tres que hemos comentado en la que Yemos-Rómulo (insistimos en que basándonos en la primera temporada de la serie creemos que hay argumentos de peso para establecer esta relación) es inocente del asesinato de su hermano, su figura aparece retratada de una manera mucho más oscura. No aparece el Rómulo heroico y esto es algo que puede tener una lectura positiva. Si reflexionamos sobre los orígenes de Roma, veremos que la historia ha sido revestida de un aura heroica, pero que está llena de contradicciones. El primer rey y padre fundador asienta su poder en un fratricidio y los primeros pobladores de Roma fueron un conjunto heterogéneo, que agrupaba a gente de toda ralea, incluyendo criminales. Esta serie despoja a la fundación de Roma de ese tinte legendario romántico, que en la serie no es más que la búsqueda de tierra de un grupo de desharrapados y marginados que son rechazados por todos. Es por este impacto que provoca en la mente del espectador por lo que creemos que merece la pena ver la serie, aunque ya advertimos de que se debe evitar si lo que se busca es una fiel adaptación del mito de Rómulo y Remo.
Conclusiones
“Tu regere imperio populos romane memento parcere subiectis debellare superbos” (6) es la frase que se esconde en el título de los diez capítulos de la primera temporada de la serie ROMVLVS (M. Rovere, 2020-presente) y creemos que es adecuada para cerrar este recorrido por el mito de Rómulo. Esta frase está extraída de la Eneida VI, vv. 851-853 (7) y transmite la idea de que Roma está destinada a la grandeza. Sin embargo, como vemos en todos los retratos de la vida de Rómulo, esa grandeza no viene dada, sino que ha de ser construida y el primer paso hacia ese destino le corresponde a Rómulo. Desde perspectivas diferentes y no siempre respetuosas con el relato ha sido retratado el padre fundador de Roma, pero se da siempre la coincidencia de que es un personaje que reúne unas condiciones que lo hacen destacar por encima de los mortales, ya sea el hijo de Marte de Corbucci, el pastor latino de il primo re o un príncipe de la ciudad más importante del Latium vetus en sendas producciones de Rovere.
Notas
(1) Svet. Aug. 6, 2. Trad. de Rosa María Agudo Cubas, Gredos, 2001.
(2) Recientemente se estrenó el documental Django & Django (L. Rea, 2021) donde interviene Quentin Tarantino reivindicando la figura de Corbucci.
(3) Liv. 1,4,7. “Hay quien dice que Laurencia, por dedicarse a la prostitución, era llamada loba entre los pastores, y que esta circunstancia habría dado lugar a la prodigiosa leyenda”. Trad. de Maurilio Pérez González, Akal, 1989.
(4) Sobre este proceso creativo se habla en el artículo de Gabriele Gargantini titulado “Seike Romulos deiksed”, del cual facilitamos enlace en la bibliografía.
(5) Hemos tomado esta palabra del artículo citado en la nota 4.
(6) En HBO España lo que aparece exactamente es “Tu regere imperio populus romane memento parcere subiectis debellare superbos”, pero hemos optado por la corrección a tenor del contenido de los versos de Virgilio que citamos en la nota 7.
(7) Los versos que inspiran la frase son: tu regere imperio populos, Romane, memento/ (hae tibi erunt artes), pacique imponere morem,/parcere subiectis et debellare superbos (Verg. Aen. 6, 851-853), cuya traducción es: “Tú, romano, piensa en gobernar bajo tu poder a los pueblos/ (estas serán tus artes), y a la paz ponerle normas,/ perdonar a los sometidos y abatir a los soberbios.” Trad. de Rafael Fontán Barreiro, Alianza Editorial, 1986.
Bibliografía
Fontán Barreiro, R. (introd. y trad.), Virgilio, Eneida, Alianza Editorial, Madrid, 1986.
Gargantini, G., “Seike Romulos deiksed”, il Post, 20 de noviembre de 2020. Recuperado de https://www.ilpost.it/2020/11/20/romulus-protolatino/ (fecha última de consulta: 7 de mayo de 2023)
Lapeña Marchena, O., “Mitos fundacionales de Roma en el cine y la televisión”, Revista Latente 20 (2022), 53-80.
Pérez González, M., Tito Livio, Los orígenes de Roma, Akal, Madrid, 1989.
Picón García, V. (introd.) & Agudo Cubas, R. Mª. (trad. y notas), Suetonio, Vidas de los doce césares. Libros I-III, Gredos, Madrid, 2001.
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ISSN 1988-8848
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