HIJOS DEL TERCER REICH (Ph. Kadelbach, 2013)

Generation War
(Unsere Mütter, Unsere Väter, Ph. Kadelbach, 2013)

Grad. Jesús Ángel Marchán Doña
Historiador
Universidad de Granada

Recibido el 16 de Julio de 2019
Aceptado el 15 de Septiembre de 2019

 

Resumen. Este artículo trata la concepción de la II Guerra Mundial bajo la perspectiva de la producción alemana Hijos del Tercer Reich (Unsere Mütter, unsere Väter). El título original, traducido literalmente como “Nuestras Madres, Nuestros Padres”, sirve como preámbulo a lo que vamos a ver en la miniserie. Este análisis se centrará en los distintos modos y mecanismos de representación empleados para transmitir setenta años después, la sociedad civil y castrense de la Alemania Nazi. La serie está dividida en tres episodios, cada uno corresponde a una etapa de la guerra, y narra la historia de cinco amigos que sirven como vehículos para transmitir al espectador una aproximación a los sentimientos que vivieron en aquellos tiempos. Mediante Hijos del Tercer Reich se puede corroborar la potencia de la imagen para traer el Pasado a nuestros días con erudición, tensión dramática y entretenimiento.
Palabras clave. Representación, Imagen, Miniserie, II Guerra Mundial, Nazi.

Abstract. The paper deals with Generation War (Unsere Mütter, unsere Väter), a German miniseries offering a perspective on the World War II. The original title, translated into English literally as “Our Mothers, Our Fathers”, prepares the way to watch each episode. The analysis is focused on the different ways and mechanisms used by the director to represent both civil and military societies during Nazi Germany, more than seventy years after the fall of the regime. The series is divided into three episodes, each of them corresponding to a stage of the war, and tells the story of five friends. Following their lives, the spectator becomes closer to the feelings of each of them, during the different time periods. Through Generation War one can corroborate the power of the image to bring the Past to our days with erudition, dramatic tension and entertainment.
Keywords. Representation, Image, Miniseries, World War II, Nazi.


ÓZweites Deutsches Fernsehen (ZDF) / TeamWorx Produktion

La trama de esta miniserie de factura alemana arranca con la presentación de los cinco protagonistas que nos darán una visión desde palco de la sociedad alemana a las alturas de 1941. A través de tres capítulos veremos cómo el desarrollo de la II Guerra Mundial, en concreto, la Operación Barbarroja (invasión nazi de la URRS) y la Operación Tifón (contraofensiva soviética) marcarán a fuego la vida de los protagonistas. Los capítulos que componen la miniserie son: Otro tiempo -primera ofensiva alemana hacia el Este-, Otra guerra -respuesta de los rusos hacia la ofensiva, y retroceso alemán-, y Otro país -ocupación de Berlín por las fuerzas soviéticas y caída del nacionalsocialismo-. Wilhelm Winter es el guía que nos acompaña en esta epopeya sin héroes, en la que simplemente los cinco protagonistas se centran en sobrevivir. Lo que hace diferente a Hijos del Tercer Reich es que nos presente a miembros del ejército nazi como protagonistas. Al ser humanizados, nos invita a asomarnos a las angustias, dilemas morales y dolor que sufrieron los soldados de uno y otro frente. Nos presenta a personas con aspiraciones al final de la guerra, rostro y nombre -una historia-, que forman las filas alemanas. Esta visión entra conflicto con la frecuentemente representada, frente a la masa homogénea sin rostro ni piedad, nos pone de manifiesto la realidad del otro lado de la batalla.

Su título original Unsere Mütter, Unsere Väter -Nuestras Madres, Nuestros Padres- nos adelanta las intenciones del producto: nos va a representar una dimensión humana del ejército de Hitler. Se van a alejar de la construcción clásica en el cine del nazi sádico y cruel, para mostrarnos la capacidad de cambio e involución que tiene la guerra. Aquellos que lucharon en ambos bandos no lo hacían por su naturaleza intrínsecamente violenta, sino por unas circunstancias que abocaban a la violencia extrema y a la destrucción.

Los primeros minutos del metraje se centran en una fiesta de despedida para Wilhelm, Friedhelm y Charlotte, ya que han sido destinados al frente ruso -nos encontramos en los meses de verano de 1941-. Esta reunión inmortalizada mediante una fotografía, representa cómo las categorías raciales impuestas desde el núcleo ideológico del Tercer Reich se insertaron en la sociedad alemana, que, pese a estar en la panoplia ideológica de algunos alemanes, no representaba a su totalidad. Al espectador le puede producir una amalgama de sensaciones al ver a soldados alemanes de uniforme -uno de ellos oficial- beber y reír con un judío.

Los cinco amigos representan roles arquetípicos que podemos atribuir a la sociedad alemana durante el conflicto. Esto se realiza a través de tres personajes masculinos: oficial reputado del ejército, convencido de la lucha y comprometido con su país -Wilhelm Winter (Volker Bruch)-, un soldado raso sensible y sin aspiraciones en el estamento militar -Friedhelm Winter (Tom Schilling)-, y un joven sastre judío hijo un combatiente de la I Guerra Mundial y amante secreto de una de las protagonistas -Viktor Goldstein (Ludwig Trepte)-; y dos personajes femeninos: una joven alemana deseosa de ayudar a su patria que ingresa como enfermera voluntaria en la Cruz Roja -Charlotte (Miriam Stein)-, y una camarera con aspiraciones a convertirse en una estrella -Greta Müller (Katharina Schüttler).


Primer plano: Greta y Friedhelm. Segundo plano: Viktor, Wilhelm y Greta . ÓZweites Deutsches Fernsehen (ZDF) / TeamWorx Produktion

Siguiendo con la trama vemos una promesa, un recuentro de todos en el mismo sitio en el invierno “La Navidad en Berlín”. Esta promesa, vista desde la butaca cómoda y confortable que nos da el presente, nos puede resultar enternecedora, como una vaga esperanza con un alto porcentaje de probabilidades de que no se cumpla. Pero para ellos el hecho de separarse se concebía como un mero trámite, hasta que la victoria de Alemania se materializase. Este pensamiento no podemos circunscribirlo al país germano, deberíamos extenderlo hacia todo el Mundo, ya que los ejércitos de Hitler se concebían como invencibles. Esta primera parte de la Historia termina con el principio del fin para el ejército nazi: la llegada del General Invierno. Una vez más esta producción remueve nuestras conciencias, poniendo frente a nosotros el sufrimiento de personas, no de soldados nazis. Este episodio -el invierno en Rusia- a menudo nos ha sido representado como una alegría para Europa, un alivio que puso freno a las pretensiones insaciables de Hitler, se nos presenta aquí como el rostro de sufrimiento de personas, llevadas allí por la codicia enajenada de su líder. Además, la llegada de la Navidad cae como un obús en la moral de los cinco protagonistas, junto a una toma de conciencia de que la vida de la que se despidieron esa noche de verano no volverá.

Este producto, nos invita a ver a los soldados que lucharon por el Tercer Reich como humanos, nos adentra en la dimensión más personal y emotiva de aquellos que durante mucho tiempo -y aún hoy me atrevería a decir- fueron considerados monstruos sin sentimientos, criaturas fabricadas desde el Reich de los mil años para plantar el horror en toda Europa. Caeríamos en un grave error al pensar que Hijos del Tercer Reich pretende exculpar a las fuerzas nazis de las atrocidades cometidas. Más bien busca la redención del militar, atado por sus convicciones de obediencia y servicio a la patria, y carga la maldad a espaldas de los altos cargos militares. Aquellos oficiales que junto a Hitler conformaron el grupúsculo ideológico de la limpieza de sangre. Esta dualidad es tangencial para el desarrollo de la trama: el conflicto entre la humanidad de los soldados y la barbarie de las órdenes -encarnadas en los oficiales-.

En este punto de la historia, la cámara nos traslada a dos realidades: el frente ruso de la mano de Friedhelm, Wilhelm y Charlotte; y Berlín a partir de las vivencias de Viktor y su familia y la cada vez más enmarañada situación de Greta. Los hermanos Winter y Charlotte encarnan el espíritu del frente donde el mayor miedo no es el propio enemigo -aunque sería un error negarlo-, sino el sentimiento de despertar de una ilusión ingenua. Wilhelm ve cómo se cometen atrocidades en el nombre del país que está defendiendo; Friedhelm siente desde el principio que está participando de la barbarie de la guerra; y Charlotte vive día a día la muerte de hombres que han dado su vida por Alemania.

A través de las imágenes del frente -mezclando tomas coetáneas con modernas a través de la narración de Wilhelm- podríamos hacer una radiografía del estamento militar alemán durante este conflicto. Honor, obediencia, valentía y sacrificio son valores que encarna la Compañía Galgo, comandada por Wilhelm Winter. En este punto de la historia es interesante analizar la actitud de resistencia pasiva del hermano menor de la familia Winter -combatiente de la misma compañía-. Este personaje es sobre quién hay que poner el foco para entender qué fue la guerra para muchos hombres.

Mientras que para unos la guerra constituía una oportunidad de conseguir una vida mejor, escapando de la pobreza, la miseria o simplemente el tedio; para Friedhelm fue una condena. Pero no una condena a una muerte casi segura, sino a un sufrimiento latente y progresivo enraizado en lo más profundo que provocará la emergencia de un espíritu nuevo. Un espíritu agresivo y despiadado, sin ser fruto éste de una naturaleza propia, sino de un desquiciamiento total. Esto lo vemos cuando aparece en escena el jefe de regimiento de las SS Hiemer -Sylvester Groth-. En personajes como Hiemer el director no nos muestra ningún atisbo de humanidad y se refleja claramente en la escena en la que asesina a una niña ante los ojos de Friedhelm, Wilhelm y otro soldado de la Compañía Galgo. Este hecho marca un antes y un después en el desarrollo de los personajes.

Si en Friedhelm podemos ver una resistencia pasiva, algo más activa, en Wilhelm vemos otro foco de redención. Alto cargo militar, convencido de los valores castrenses, empieza un tortuoso camino al comprobar que no comparte los motivos de la guerra que está combatiendo. El foco de redención de Wilhelm es verlo como un militar que, pese a que su rango, sigue manteniendo un espíritu noble y humanitario.

El título de cada capítulo nos abre un conducto para colarnos en el subconsciente de Wilhelm Winter -lo podríamos extender a la sociedad alemana-. La concepción de invencibilidad del ejército nazi se diluye y la victoria que estaba cayendo hacia el lado alemán a las alturas de 1943 se ha situado en un peligroso punto neutro. El título nos invita pensar como a partir de 1943 para todos los combatientes se produce una nueva guerra en la que los alemanes dejaron de ser invencibles. Vemos variaciones importantes en este capítulo. En primer lugar, hay que destacar cómo el foco de redención, que en el capítulo anterior se situaba en Friedhelm, en los primeros minutos de metraje parece haber desaparecido. En este personaje vemos el poder destructivo de la guerra, una destrucción de la propia humanidad de cada individuo. En este capítulo nos presenta dos perspectivas distintas: los soldados que llevan en el frente algunos años -los miembros de la Compañía Galgo- y los soldados recién llegados. Las actitudes, miradas, gestos e incluso la forma de vestir, nos muestra quienes vienen ilusionados por las promesas inocuas de un líder; y quienes han experimentado el despertar de esas promesas. No tienen nombres, uno de ellos sueña con estudiar con Heidegger, pero Friedhelm conoce bien esa sensación y él ya ha despertado de ella, no hay un después de la guerra. Este espíritu queda de manifiesto en una de las narraciones de Wilhelm:

Cuando vas a la guerra, al principio luchas por la patria. Más tarde, cuando empiezas a dudar, luchas por los camaradas para no dejarles en la estacad. Pero ¿qué ocurre cuando ya no queda nadie […] cuando ya sólo te puedes mentir a ti mismo. ¿Por qué luchas entonces?

Wilhelm Winter, a quien en el capítulo anterior vimos con atisbos de duda, en éste se confirman. No cree en la guerra, no tiene esperanza en una victoria que se ha dilatado demasiado, y sobre todo, siente el peso de la culpa de haber conducido a la muerte a tantos hombres. Tras una explosión a unos pocos metros, su compañía da al Teniente Winter por muerto. En este momento Wilhelm Winter recorre un camino distinto al de su compañía. En su huida de los soviéticos -y de la guerra- encuentra una cabaña perdida en el bosque junto a un río, y durante un tiempo vive una vida diferente, una vida de paz alejada de los obuses y disparos, de la muerte y el dolor. El personaje se nos muestra con un rostro más relajado, nos induce a pensar que está dejando de lado los tormentos de la guerra y muestra un pequeño ápice de esperanza.

Pero la guerra vuelve a la vida de Wilhelm, dos soldados lo encuentran por casualidad y reconocen la indumentaria. Tras unos planos breves, vemos a Wilhelm en un establo -que hace las veces de calabozo- y la sentencia dictada por tribunal militar: muerte por pelotón de fusilamiento. Si analizamos la actitud de los hermanos Winter, veremos cómo esas ansias iniciales de esquivar la muerte se han desvanecido y queda una concepción de la muerte como algo emancipador, es decir, ambos personajes ven en la muerte un alivio.

Wilhelm, indultado de la pena de muerte y trasladado al batallón de desertores, donde les dirige un oficial cuya principal característica es la brutalidad. De nuevo, se nos presenta la dualidad entre la alta oficialidad y los soldados o suboficiales. La producción carga con la culpa a los primeros y con los segundos nos plantea un ejercicio de redención. Nos invita a pensar que esos soldados son personas -como nosotros- e indirectamente nos pregunta cómo habríamos actuado.

Charlotte está viviendo de primera mano los horrores -sin honores- de la guerra en el hospital de campaña. Aquí se enfrenta a mutilaciones, vísceras, sangre, dolor y desesperación. Toda esta amalgama de tormentosas situaciones hará que la ilusión inicial se difumine hasta tal punto de que no quede un ápice. Mientras que los principales campos de acción se centraron en el capítulo anterior en la batalla, en éste la trama discurre principalmente en el hospital militar de Ostroleka -Polonia, a 600 km de Berlín-. Charlotte ha iniciado un romance con el doctor al mando del hospital, ya que da a Wilhelm por muerto. Pero dejando a un lado el romance, que podemos considerar como un elemento más de atención, lo digno de analizar es cómo la enfermera no ayuda a los soldados a recuperarse pronto de las heridas y convalecencias, todo lo contrario, prolonga sus padecimientos para alejarlos de la principal enfermedad que estaba asolando Europa, la guerra.

Avanzado el capítulo, una enfermera rusa enseña a Charlotte el idioma. Esta escena, una mujer que hasta ahora ha encarnado a la perfección el prototipo de la mujer alemana hablando ruso, puede interpretarse como una representación del miedo y la angustia. Una muestra más del convencimiento firme de que los rusos ocuparán el Este y llegarán hasta Berlín.

El avance ruso llega al hospital militar de Charlotte. En esta parte del último capítulo nos pone delante de nuestros ojos una de las mayores atrocidades de la guerra, la violación. Las violaciones masivas es una práctica habitual en las situaciones de conflicto, pero en esta ocasión la abominación ha sido cometida por soldados del ejército liberador. No se pretende hacer juicio de valor, ni depurar responsabilidades entre uno y otro bando, simplemente nos muestra cómo la guerra somete nuestra humanidad hasta doblegarla. Ya no existe la esperanza en la victoria, para muchos la única esperanza era que la guerra acabase. Nadie se siente un héroe, sino indeseables.

Greta Müller encarna uno de los roles más estigmatizados de los conflictos, mantener relaciones sexuales con los altos cargos para obtener favores. Aunque en este caso Greta no huye del hambre ni de la miseria, tenemos que tener en cuenta que es una estrategia habitual, cuyo horror no sólo se produce durante el transcurso del conflicto, sino que continúa en el post-conflicto siendo tachadas de parias (Sand 2004: 94-96). Greta tras su visita al frente toma conciencia de la inviabilidad de la victoria auspiciada por el Führer, en su vuelta a Berlín expresa públicamente esta sensación, cometiendo el delito de derrotismo, lo que le costó el ingreso en la cárcel del partido nazi y su posterior ejecución.

La historia de Viktor representa la arquetípica representación del drama de ser judío en Alemania durante el nazismo. Denuncia y deportación a un campo de concentración se producen en esta historia. Lo más interesante de este personaje -en ese capítulo y en los siguientes- es su relación con los demás. No hay odio hacia los alemanes -él es alemán-, ni odio hacia el ejército -sus amigos colaboran directamente-. Lo que vemos en Viktor es desesperación ante la idea que ha calado en Alemania y de la que no ve modo de esquivar. Lo que hace a este producto interesante es que no sólo nos muestra las técnicas de supervivencia que tuvieron que desarrollar el pueblo judío, sino que esas estrategias se expandieron a toda Europa. Viktor logra escapar de un tren con destino a Auschwitz y se incorpora a un grupo de partisanos. Es digno de mención aparte la experiencia de Viktor con los partisanos, ya que la miniserie nos muestra un lado a menudo olvidado por la historiografía: el marcado carácter antisemita de las filas partisanas.

Ya no se trata de una operación ofensiva, Hijos del Tercer Reich presenta en el último capítulo la desesperación del ejército alemán ante el imparable avance aliado. Podemos observar un cambio sustancial, mientras que antes nos presentaban ciudades con referencias a Moscú, las referencias ahora son respecto a Berlín. La derrota nazi es inminente. No se respira heroísmo ni esperanza, el aire está cargado de una certeza: Alemania perderá la guerra y serán ellos los que carguen con la responsabilidad de las atrocidades cometidas en nombre la nación. Nadie cree en la victoria final, o bien quieren creer, o son obligados a ello. El título Otro País puede entenderse no sólo referido a Alemania, sino a ese país propio que nos presentaron al inicio del producto: el sótano del bar de Greta, que ya no volverá a ser el mismo.

En los últimos minutos los protagonistas vuelven a Berlín, pero ni la ciudad ni ellos son como eran en la fiesta de despedida de hace cuatro años. Los cinco protagonistas participaron de la maquinaria de la guerra -de una u otra forma-, y los cinco se ven arrollados por la fuerza de la destrucción y la barbarie. Este producto nos da un mensaje bastante claro: en la guerra no hay esperanza, las victorias que se celebran en un bando, se lloran en el otro. No hay capacidad de cambio, por lo que no hay héroes. A los protagonistas se le desposee de voluntad, son simplemente pequeños engranajes puestos a la fuerza a luchar al servicio de un Reich, para el cual sólo fueron alimento para las moscas. La miniserie concluye en el sitio donde empezó, en el bar de Greta. Allí se reúnen Viktor, Wilhelm y Charlotte y brindan por los vivos.

Hijos del Tercer Reich es una ventana privilegiada a la sociedad alemana y Europa. Un análisis de la psicología de la guerra que nos permitirá empatizar con los que fueron declarados enemigos de la Democracia. Hay que señalar que en ningún momento libera de la culpa a Hitler, o al nazismo. Nos ofrece la dimensión humana de los soldados que no tienen rostro en las películas, la dimensión más profunda de aquellos que sufrieron el Tercer Reich, incluyendo muchos de los que lucharon para defender a Alemania.


El peso de la guerra cayendo sobre los 5 protagonistas. ÓZweites Deutsches Fernsehen (ZDF) / TeamWorx Produktion

 

Bibliografía
DELINGPOLE J., “Generation War does something very un-German –bottles it”, The Spectator (3-May 2014) [24-05-2019].
PLUNKETT J., “BBC2 to air acclaimed German drama series Generation War”, The Guardian (18-August-2013) [24-05-2019].
SCOTT A. O., “A History Lesson, Airbrushed”, The New York Times (14-January-2014) [24-05-2019].
VASAGAR J., “German TV drama confronts a nation’s wartime guilt”, The Daily Telegraph (22-March-2013) [24-05-2019].

 

 

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ISSN 1988-8848