ALARICO EN SERIES TELEVISIVAS
DE PRINCIPIOS DE SIGLO. LA CAÍDA DE ROMA

Alaric in 21st Century TV shows.
The fall of Rome

Grad. Juan Jesús Pedregosa Pareja
Historiador
Granada

Recibido el 17 de Mayo de 2024
Aceptado el 18 de Junio de 2024

Resumen. Alarico es una de las figuras más conocidas de la Antigüedad Tardía. El caudillo godo aparece en cualquier relato sobre la caída del Imperio romano (occidental) debido a las implicaciones, más simbólicas que materiales, que tuvo su entrada en Roma en el 410. El saqueo godo quedó grabado en la memoria colectiva como la imagen de la barbarie sacudiendo el corazón de la civilización y desencadenando la caída del Imperio. La historiografía actual ha matizado considerablemente esa imagen, pero se sigue manteniendo en aspectos como series de televisión (como Ancient Rome: the Rise and Fall of an Empire), videojuegos y otras manifestaciones de la cultura popular.
Palabras clave. Alarico, Saqueo, Roma, Series, Barbarie

Abstract.Alaric is one of the most well-known figures of Late Antiquity. The Gothic chieftain appears in any account of the fall of the (Western) Roman Empire due to the symbolic, rather than material, implications of his entry into Rome in 410. The Gothic sack remained etched in the collective memory as the image of barbarism shaking the heart of civilization and triggering the fall of the Empire. Contemporary historiography has considerably nuanced this image, but it continues to be maintained in aspects such as television series (like Ancient Rome: The Rise and Fall of an Empire), video games, and other manifestations of popular culture.
Keywords.Alaric, Sack, Rome, Series, Barbarism.

 

El periplo de Alarico

Los orígenes de Alarico son oscuros. No se tiene noticia histórica del caudillo godo hasta la batalla del río Frígido (394), cuando participó del lado del emperador Teodosio liderando un contingente militar germánico frente a un usurpador. Las fuentes mencionan a Alarico como rex de los godos, lo que llevó a pensar en una suerte de monarquía goda al estilo medieval. Con el tiempo se ha matizado considerablemente esa visión, considerando a Alarico como el líder de un grupo heterogéneo, cambiante, compuesto mayoritariamente por godos, pero donde también tuvieron cabida individuos procedentes de otros pueblos germánicos, campesinos empobrecidos e incluso esclavos romanos fugados (Arce 2018: 23-35).

A pesar de que en el río Frígido colocase sus huestes al servicio del emperador parece que Alarico y el Imperio fueron alejando posturas, especialmente tras la muerte de Teodosio. El rex godo dirigió sus huestes contra la capital oriental y puso sitio a Constantinopla. Sin capacidad para tomar la ciudad, la intención de Alarico era presionar y obtener una paz ventajosa. Notoriamente, los objetivos del caudillo germánico serían los de asentar a sus seguidores dentro del Imperio y obtener un cargo militar destacado dentro del ejército imperial. Tras llegar a algún tipo de acuerdo con Rufino y Arcadio, Alarico levantó el sitio de Constantinopla, saqueó buena parte de Grecia y se asentó en el Ilírico junto a sus seguidores, donde obtuvo el cargo de Magister militum per Ilyricum (Jiménez 2017: 179-181).

No obstante, el ambiente se volvió cada vez más antigermánico en la corte oriental y Alarico y sus huestes volvieron a ponerse en camino en el 401. Esta vez se dirigieron hacia el oeste, tomando Aquilea y presionando Milán, ciudad que servía de capital imperial en ese momento. La actuación de Estilicón logró frenar el avance de Alarico y el general romano llegó a un acuerdo con el rex godo. Alarico y sus seguidores volvieron al Ilírico, donde Estilicón pensaba utilizarlos contra la parte oriental (Jiménez 2017: 183-184).

El asesinato de Estilicón y sus partidarios cambió el panorama por completo. En la corte occidental de Rávena se adoptó una postura intransigente respecto a la integración de germanos en la parte occidental y Alarico dudó del cumplimiento de los acuerdos que había cerrado con Estilicón. Ante la situación Alarico volvió a recurrir al saqueo y al sitio de ciudades importantes como medida de presión. En esta ocasión se dirigió a Roma, ciudad que albergaba riquezas y mantenía un importante valor simbólico (seguía contando con la sede del Senado), pero que había perdido protagonismo político en favor de Milán y Rávena. La Ciudad Eterna fue sometida a tres asedios consecutivos durante los años 408, 409 y 410. Alarico pretendió de nuevo negociar con Honorio durante su primer asedio, pero se encontró la intransigencia del emperador y su corte, de modo que pasó a negociar directamente el pago de tributos con el Senado. El sitio del 409, nuevamente brutal para la población de la urbe, derivó en Alarico proclamando emperador al senador Prisco Atalo para enfrentarse a Honorio. Una serie de dificultades llevaron al caudillo godo y al usurpador a desistir en su empeño. Alarico volvió a optar por el asedio a Roma al año siguiente, pero topó nuevamente con la férrea negativa del emperador a permitir la integración en el Imperio del caudillo godo y su contingente (Arce 2018: 109-129).

El asedio de 410 derivó en última instancia en el famoso saqueo. Viendo que la presión sobre la Ciudad Eterna no surtía efecto en Honorio, Alarico optó por saquear la urbe. El rex godo, no obstante, parece que impuso una serie de condiciones para limitar los daños causados por sus seguidores. Notablemente, limitó el saqueo a tres días (seis según algunas interpretaciones), garantizó el respeto por las iglesias y ordenó proteger las vidas de quienes se refugiaran en ellas. El objetivo no parece tanto la destrucción total de la ciudad como el hacerse con buena parte de las riquezas que todavía atesoraba (Arce 2018: 130-139).

La más brillante luz del orbe entero se ha extinguido

La entrada de Alarico en Roma tuvo un profundo impacto a nivel ideológico en un Imperio que se desangraba internamente en la pugna entre el pujante cristianismo y los reductos del paganismo. Tras el saqueo los intelectuales emitieron sus lamentos ante lo que parecía el fin de Roma o incluso la llegada del apocalipsis. Jerónimo de Estridón, en el prólogo a su comentario al libro del profeta Ezequiel, llegó a exclamar tras el saqueo: “La más brillante luz del orbe entero se ha extinguido”. San Jerónimo no fue testigo de los hechos ni conocía la magnitud de la destrucción, sino que sus lamentos responden a tópicos genéricos del momento sobre la decadencia romana y la creencia en que la barbarie se había apoderado del Imperio (Castellanos 2006: 238).

Inmediatamente después del saqueo se dio una espontánea reacción anticristiana. A pesar de que el Imperio era oficialmente cristiano desde Teodosio parte de la sociedad romana se mantuvo en el paganismo y creyó ver en el saqueo una muestra de que Roma había perdido el favor de los dioses. Esta visión está muy presente en Zósimo, autor a caballo entre los siglos V y VI que describió en detalle el recorrido de Alarico. Desafortunadamente su relato termina abruptamente antes del saqueo del 410 pero al describir el anterior asedio del rex godo a Atenas recoge que la ciudad se salvó del saqueo por la acción directa de Atenea y Aquiles (Zósimo, V, 6), una protección divina de la que careció Roma. La respuesta por parte de los intelectuales cristianos no se hizo esperar, siendo las más destacadas la de Agustín de Hipona en su De civitati Dei (I, 7-9) y la de Paulo Orosio en Historiae adversus paganos (VII, 39-40). Los autores cristianos, ambos de principios del siglo V, relativizaron la violencia del saqueo y lo consideraron un acto guiado por Dios para castigar a los pecadores. Alarico era visto por San Agustín y Orosio al mismo tiempo como un bárbaro enemigo de Roma y como el instrumento de Dios.

Durante la Antigüedad Tardía y el periodo medieval se fue imponiendo la imagen de Alarico y el saqueo formulada por los autores cristianos. En el siglo XVIII la monumental obra de Edward Gibbon The History of the Decline and Fll of the Roman Empire se convirtió en el principal referente historiográfico para los últimos siglos del Imperio romano occidental. El historiador británico recogió la irrupción de Alarico y el saqueo en el segundo tomo de su obra, publicado en 1781. Definió a Alarico como un general brillante, astuto y moderado; destacando su carácter cristiano y atribuyéndole una serie de virtudes que le colocaban por encima de los bárbaros. Para Gibbon las invasiones bárbaras eran el resultado del choque entre la ferocidad de los norteños y la civilización del sur, pero Alarico quedaba entre ambos espacios. En su narración del saqueo Gibbon presentó un panorama desolador, una destrucción generalizada que solo se vio moderada por el influjo del cristianismo y la grandeza de su líder. En el saqueo la barbarie alcanzó el corazón de un Imperio que había perdido la fuerza de antaño, debilitado en buena medida por la llegada del cristianismo (Gibbon 1781: 405-458).

La imagen dibujada por Gibbon se convirtió en la más extendida en los siglos XIX y XX. El saqueo fue recogido por la pintura historicista decimonónica, destacando el cuadro Le sac de Rome par les barbares en 410 (1890), del pintor francés Joseph-Noël Sylvestre. Al hilo de las descripciones de Gibbon, la obra se compone de un godo desnudo en el centro que coloca una soga al cuello de una estatua de mármol romana para que sus compañeros procedan a su derribo. Alarico, vistiendo una armadura romana aparece en la escena al fondo sin intervenir. Plasmación gráfica de la idea de la barbarie germana provocando la caída de la civilización romana.


Le sac de Rome par les barbares en 410 (Joseph-Noël Sylvestre. 1890).
es.wikipedia.org/

Roma: ascenso y caída de un Imperio. Alarico como el principio del fin de Roma

La caída del Imperio Romano de Occidente siempre se ha mostrado como un tema de enorme interés historiográfico. Numerosos trabajos académicos de finales del siglo XX y principios del XXI fueron matizando la imagen de que las invasiones germanas provocaron el derrumbe de un Imperio debilitado por las polémicas entre cristianismo y paganismo. En cambio, la historiografía actual apunta a que el saqueo fue un episodio de violencia puntual con mayores consecuencias intelectuales que materiales.

Alarico y el saco de Roma del 410 tienen un importante papel en la cultura popular del siglo XXI, siendo una figura histórica de la Antigüedad Tardía relativamente conocida por el gran público. A nivel general la imagen de los pueblos germanos, específicamente de los visigodos, sigue estando asociada a la barbarie, la osadía y la caída de Roma; aunque se ha revalorizado considerablemente. Muestra de ello es la aparición del saqueo del 410 en las series televisivas anglosajonas Ancient Rome: Rise and Fall of an Empire (BBC, 2006) y Rome: Rise and Fall of an Empire (History Channel, 2008).

Ancient Rome: Rise and Fall of an Empire (M. Hedgecoe, 2006) trata el saqueo de Alarico en su episodio final, titulado The Fall of Rome. La serie fue acompañada de un libro homónimo, escrito por Simon Baker. El capítulo recoge los asedios de los godos a Roma en 408, 409 y 410; tratando el saqueo final como la consecuencia del empeño fallido de Alarico por asentar al pueblo visigodo dentro del Imperio.


Fotograma del episodio final de Ancient Rome: rise and fall of an Empire. En la imagen
se muestra la cabeza destrozada de una estatua, símbolo de la caída de la civilización.
https://www.imdb.com

Alarico toma el papel protagonista y es presentado como un líder astuto más preocupado por encontrar un lugar seguro para sus seguidores que por las riquezas de Roma. Igualmente se destacan las habilidades guerreras del líder godo. El caudillo se ve acompañado en todo momento por Ataúlfo, quien personifica el carácter violento y codicioso que se atribuye a los germanos y no deja de incitar a Alarico a saquear Roma. Alarico y Ataúlfo forman una suerte de imagen especular, donde el primero es presentado como un líder civilizado y Ataúlfo encarna el estereotipo del bárbaro. Honorio es el otro gran personaje que aparece en el episodio y encarna la debilidad del Imperio. Es presentado como un emperador joven, endeble y cobarde; con voluntad de salvar la ciudad de Roma y seguir la mejor política para el Imperio pero que está en todo momento a merced de sus consejeros.

A lo largo del capítulo Alarico muestra en reiteradas ocasiones su intención de negociar con la corte de Rávena para poder asentar a sus godos dentro del Imperio, pero ve como su buena voluntad es traicionada continuamente por el poder romano. Paralelamente, el pueblo godo se impacienta y presiona para saquear y destrozar Roma. Finalmente, tras la emboscada del jefe godo pro romano Saro (mostrada como una vendetta personal realizada a espaldas de Honorio) un traicionado y enfurecido Alarico da la orden de saquear Roma. Las huestes godas entran a sangre y fuego en la Ciudad Eterna, mostrando una destrucción generalizada de la urbe. Tras el saqueo, un breve epílogo cierra el capítulo y la serie, afirmando con rotundidad que la entrada de Alarico en Roma fue el principio del fin del Imperio. Según el cierre de la serie, el Imperio occidental colapsaría poco después y el Imperio oriental se volvería demasiado distinto para seguir siendo considerado Roma.

Rome: Rise and Fall of an Empire (A. Nurmohamed, 2008) parece la respuesta del History Channel a su contrapartida de la BBC y comparte buena parte de los aspectos que aparecen en la serie británica. Recoge el saqueo de Roma en su episodio 11, llamado El general bárbaro. La serie estadounidense hace gala de sus consultores históricos para presentarse como un documental riguroso, aunque adolece de una simplificación excesiva incluso teniendo en cuenta la necesidad de tomar licencias para presentar una historia atractiva al público.


Imagen promocional de Rome: Rise and Fall of an Empire.
La acción bélica aparece como uno de los grandes atractivos para el gran público.
https://www.imdb.com

El géneral bárbaro muestra dos protagonistas que son considerablemente alabados, Alarico y Estilicón, mientras que Honorio y la corte de Rávena actúan como grandes antagonistas. El enfrentamiento entre romanos y godos y un odio antibárbaro generalizado en el Imperio se presentan como los temas centrales. Alarico es descrito como el primer rey godo y se afirma que es el responsable de dotar a los godos de una estructura política propia, al entender rex como cabeza del Estado y no como líder de un pueblo. El afán de mostrar a Alarico como el protagonista, incluso como un héroe, lleva a obviar su paso por Grecia y los asedios de Roma del 408 y 409; limitándose a mencionar que Alarico saqueó los Balcanes para poder dar a comer a su pueblo y que se vio obligado a asediar Roma como respuesta a los agravios cometidos por el Imperio contra su gente. El capítulo termina mostrando que el saqueo de Alarico fue el principio del fin del Imperio romano.

Ambas series presentan numerosos puntos en común, tópicos que muestran la imagen formada en torno a los visigodos, Alarico y el saqueo. Los seguidores de Alarico son mostrados en ambos casos como un grupo uniforme de godos; obviando por completo la presencia de romanos, esclavos fugados y otros pueblos germánicos. La representación de los godos es la de un pueblo osado y ávido de batallar, pero también rudo y violento. El vestuario de los seguidores de Alarico recuerda poderosamente a las imágenes estereotipadas de vikingos; destacando el uso predominante del hacha y del escudo redondo y la presencia, minoritaria, de cascos alados. Alarico aparece como un líder preocupado exclusivamente por el bienestar de su pueblo, sobre todo en la serie norteamericana, y que lleva a cabo el saqueo como venganza antes las traiciones del emperador. Además, se acentúa la destrucción que tuvo lugar durante el saqueo, minimizando el respeto a las iglesias y a símbolos cristianos que recogieron los autores clásicos. Por último, la idea central de ambas series es que el saqueo de Alarico marcó el principio del fin de Roma.

El saqueo de Alarico también apareció en la miniserie de 2016 Barbarians Rising, producida por el canal History (previamente llamado History Channel). Sigue las mismas pautas generales que las producciones ya comentadas, asociando el saqueo godo del 410 a la ruina del Imperio romano. Además de en series televisivas, la entrada de Alarico en Roma también aparece recogida en otros aspectos de la cultura popular y su imagen es, a grandes rasgos, muy similar a la que ofrecen las series anglosajonas. Prensa, novelas gráficas (El rayo y la cruz, G. Chaillet, 2016) o videojuegos también han mostrado el saco de Roma del 410 como uno de los eventos más trascendentales de la historia del Imperio. El exitoso videojuego Age of Empires II (2013) es uno de los mejores ejemplos, pues pone al jugador en la piel de Alarico mientras el caudillo godo busca un lugar seguro para asentar a su pueblo. A la hora de tratar el saqueo el objetivo del jugador es superar la resistencia de las tropas imperiales y destruir una serie de edificios, fundamentándose en la imagen de que la entrada de Alarico en Roma supuso una destrucción generalizada de la ciudad.

Conclusiones

El saqueo de Roma por Alarico dejó profunda huella a nivel intelectual. Desde el mismo siglo V se configuró una imagen de destrucción generalizada y de que el fin del mundo conocido se acercaba, en un contexto especialmente propicio para las visiones apocalípticas dadas las polémicas entre el pujante cristianismo y el decadente paganismo. Ya en la propia Antigüedad se configuró el imaginario de que el saqueo supuso el triunfo de la barbarie en el corazón de la civilización romana, una visión que fue recogida y reforzada por Gibbon en el siglo XVIII y la pintura historicista del XIX.

A pesar de que la historiografía reciente haya matizado considerablemente el impacto de la entrada de Alarico en Roma a nivel de cultura popular la visión de que el saqueo supuso el principio del fin de Roma se mantiene. Así se desprende del tratamiento que hacen de este hecho histórico las series anglosajonas de la primera década del siglo XXI Ancient Rome: the Rise and Fall of an Empire y Rome: the Rise and Fall of an Empire; así como de otras manifestaciones culturales como novela gráfica o videojuegos. Ambas producciones caen en el tópico de presentar a los seguidores de Alarico como un grupo homogéneo de bárbaros, aspecto visible tanto en el vestuario como en el comportamiento de los actores secundarios y extras. El propio Alarico, sin embargo, se muestra como un líder sosegado y astuto, capaz de hacer frente a la misma Roma y preocupado por el bienestar de su pueblo. Alarico viste y actúa a la manera romana, a la manera civilizada. Igualmente, las dos series históricas tratadas coinciden al colocar el saqueo del 410 como el principio del fin de Roma, una postura que entronca directamente con la imagen de la historiografía clásica de que la entrada de Alarico y sus huestes en la Ciudad Eterna supuso el triunfo de la barbarie ante un Imperio en imparable decadencia.

A nivel de cultura popular, por tanto, se aprecia la continuación de la imagen tradicional de la caída del Imperio Romano causada por el imparable empuje de los germanos. Al gran público se le sigue presentado la historia como un cúmulo de grandes acontecimientos motivados por las acciones de grandes hombres, a la manera del positivismo decimonónico. El afán por buscar grandes éxitos comerciales lleva a que producciones como las de la BBC o History Channel presenten a Alarico como un héroe repleto de virtudes y buenas intenciones con el que pueda empatizar fácilmente el espectador, obviando las complejidades del poliédrico personaje histórico.

A nivel general las series hacen un buen trabajo a la hora de mostrar las vicisitudes del saqueo, especialmente la producida por la BBC que trata más en detalle los momentos anteriores a la entrada de los godos a Roma. Sin embargo, la excesiva simplificación de Alarico en su papel de protagonista, de sus seguidores y de la destrucción generalizada causada por los godos hacen que en el delicado equilibrio entre narrativa y fidelidad histórica la balanza se incline claramente del lado de la primera. Ambas series encajan así mejor en la categoría de “docudrama”, sin llegar a ser ni obras de ficción histórica ni documentales históricos propiamente dichos. Al presentarse como un contenido históricamente riguroso, aspecto más presente en la serie estadounidense, contribuyen a perpetuar la tan manida imagen de que Roma (entendiéndose como tal el Imperio occidental) cayó por sucumbir a la barbarie germana.

 

 

Fuentes

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Bibliografía

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GIBBON. E., Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano II (Trad. J. Mor Fuentes) (Trabajo original publicado en 1781), Turner publicaciones, Barcelona, 2006.

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ISSN 1988-8848