MIGRACIÓN, MEMORIA
E IDENTIDADES LATINAS
EN EL CINE CANADIENSE CONTEMPORÁNEO

Latin Migration, Memory and Identities
in the Canadian Contemporary Cinema


Dra. Emperatriz Arreaza Camero
Historiadora
Maracaibo, Venezuela

Recibido el 19 de Enero de 2017
Aceptado el 14 de Febrero de 2017

Resumen. En este artículo se presentarán algunas de las principales temáticas de los cineastas latino-canadienses más conocidos, que permitirá indagar como a través de la memoria colectiva logran recrear sus experiencias de vida en sus países de origen, así como también reflejan la realidad de los procesos de adaptación, transculturación e integración de estas poblaciones. Por otra parte, a través de su filmografía han logrado acercar a nuevos audiencias (incluidos los latinos de segunda y tercera generación) a la memoria histórica que traen consigo desde América Latina.
Palavras-chave. Cine Latino Canadiense, Migración, Memoria histórica.

Abstract. This article intends to present some of the main themes used by Latino-Canadian filmography. The analysis identifies the importance of collective memory rescued by their directors based on their own life experiences and places of birth. These movies reflect also personal processes of adaptation, transculturation and integration in Canada, as their new country. This filmography has brought to the new audiences (included Latino Canadians from second and third generation) the historical memory from Latin America. .
Keywords. Spanish transition to democracy, Eloy de la Iglesia, Pedro Almodóvar, social exclusion, The Madrilenian scene.

 

Introducción.

Este artículo presentará las principales temáticas que aparecen de forma reiterativa en los trabajos audiovisuales de algunos de los cineastas canadienses de origen latino. Para ello se realizó un arqueo bibliográfico principalmente del Festival Les Rendez–Vous Du Cinema Quebecois, creado en 1982, en Montreal, Quebec.

A través del examen de la temática del cine latino-canadiense -ficción, documental y experimental- es posible conocer cómo estos cineastas han logrado representar y reinterpretar las vivencias de la inmigración Latina en Canadá, así como sus visiones y perspectivas sobre los procesos en la construcción de identidades y de integración de las comunidades Latinas a la cultura y sociedad canadiense contemporánea, la cual promueve a través de sus políticas gubernamentales la multiculturalidad y la diversidad.

De la misma manera, gracias a las temáticas tratadas es sus filmografías es posible conocer la memoria histórica que define el cine latino canadiense, como lugar de encuentro y de aprendizaje para las nuevas generaciones.

Según Hamid Naficy (2001), existen tres grupos de directores cinematográficos de acuerdo a sus experiencias de vida: los exiliados, los diaspóricos y los étnicos. Para este autor iraní-norteamericano, las principales diferencias entre los cineastas exiliados, los diaspóricos y los étnicos, tiene relación con su forma de relacionarse con sus países y/o comunidades de origen nacional. De allí que, los exiliados conservan una relación primaria y vertical con su nación de origen, por tanto el foco de su interés creativo está dirigido al allá y entonces de su patria y a sus compatriotas del mismo origen en la nación de acogida. Es la memoria nostálgica la que caracteriza esta cinematografía.

En tanto, que los diaspóricos tienen una conciencia horizontal y una relación de igualdad, pluralidad y multiplicidad con otras nacionalidades, lo que les permite compartir experiencias con otras comunidades diaspóricas. La memoria reflejada en sus filmografías cuenta la experiencia de vida en diferentes lugares del mundo, lo que les hace definirse como “ciudadanos universales”.

Finalmente, los cineastas con identidad étnica postcolonial, generalmente hijos de los inmigrantes y exiliados, tienen interés en el aquí y ahora del país donde residen y se han formado, por tanto representan la cultura híbrida, compleja y de múltiples afiliaciones contractuales y étnicas (1). Las negociaciones generacionales para la conservación de la historia familiar es la que se refleja en su cine moderno y contemporáneo.

En Canadá se da la combinación de estos tres grupos dentro de los cineastas de origen latino. Desde 1973, los cineastas exiliados -chilenos en su gran mayoría- han conformado un sólido grupo que ha trabajado independientemente, o con el apoyo del National Film Board of Canada y otras instituciones culturales canadienses (2).

A partir de la década de los ochenta, emigra al Canadá un grupo heterogéneo de cineasta diaspóricos, que realizan diversos trabajos en conjunto con otros cineastas locales, hasta realizar sus propias producciones. Y finalmente, en los últimos diez años, han surgido los cineastas -hijos de exiliados e inmigrantes latinos en Canadá- que han estudiado en las escuelas de cine canadiense (básicamente en Toronto y Montreal), donde a través de sus propias empresas productoras cooperativas están realizando su trabajo audiovisual.

La impronta Latina en todas las producciones artísticas (sean literarias, plásticas o audiovisuales) cuenta historias de desarraigo, nostalgia e integración dentro de la sociedad canadiense contemporánea, coadyuvando en la conformación de un tapiz multicultural y diverso. Justamente el aporte de lo/as cineastas Latino/as se traduce en que, gracias a su mestizaje cultural y étnico, actúan como puentes entre las culturas, las lenguas y las experiencias de inmigración que se viven en Canadá.

Este intercambio socio-cultural entre Canadá como país de acogida y las comunidades de migrantes Latinos, se explica claramente al revisar el concepto de semiosfera que Yuri Lotman describe como un continuum semiótico: “Tomado por separado ninguno de ellos [los sistemas culturales] tiene, en realidad capacidad de trabajar. Solo funcionan estando sumergidos en un continuum semiótico, completamente ocupado por formaciones semióticas de diversos tipos y que se hallan en diversos niveles de organización. A ese continuum lo llamamos semiosfera. Solo dentro de tal espacio resultan posibles la realización de los procesos comunicativos y la producción de nueva información” (3).

Asimismo, este concepto de semiosfera de Lotman permite comprender, desde una perspectiva diferente el fenómeno del multicuralismo en Canadá. El multiculturalismo en una sociedad bilingüe y multiétnica es la premisa ideal de la sociedad Canadiense, no solo oficialmente (a través del Acta de Multiculturalismo y la Carta de los Derechos y Libertades, propuestos y promulgados cuando Pierre E. Trudeau fue Primer Ministro de Canadá) (4), sino que también se encuentra este ideal de la multiculturalidad en el imaginario colectivo y memoria histórica de los ciudadanos e inmigrantes canadienses (5).

Los valores de libertad, igualdad y tolerancia son algunas de las principales características como la sociedad Canadiense es percibida por el resto de los países de las Américas y del mundo. Es el país que más inmigrantes, exiliados y refugiados recibe en todo el planeta (6). La política Canadiense hacia la inmigración se manifiesta no sólo en los acuerdos diplomáticos (como el Tratado de Libre Comercio, por ejemplo), sino que también, desde su fundación como Nación Independiente en 1867, ha demostrado en el respeto hacia los inmigrantes como parte de su política de Estado (7).

El consenso colectivo sobre los efectos positivos de las políticas de inmigración en Canadá confirma que el ideal del multiculturalismo ha sido aceptado por la mayor parte de la población canadiense.

Estas experiencias migratorias, así como la percepción sobre las políticas migratorias de Canadá, han sido también retratadas, observadas y descritas a través de las diversas expresiones culturales, artísticas, literarias, plásticas y audiovisuales de los artistas latino- canadienses.

“Latino-Canada” es el libro de Hugo Hazelton que recoge y analiza el trabajo creativo de los inmigrantes -particularmente latinos- en Canadá (8), quien ha investigado por más de dos décadas el significativo aporte a la literatura canadiense (bilingüe -y a veces trilingüe-) realizado por destacados poetas y narradores de origen latinoamericano, los cuales han sido reconocidos a nivel nacional e internacional, gracias a su perspectiva multicultural y multiétnica. La característica principal de la literatura latino-canadiense, según Hazelton, es acentuar los rasgos de la memoria histórica de estos escritores, como parte de su proceso de integración y asimilación.

El cine, como narración oral y visual, a través de los diversos géneros: ficción, documental, experimental, animación, permite contar historias, individuales y colectivas, que revelan, con mayor profundidad, los diversos procesos para definir la identidad cultural y/o la realidad socio-política de una nación tan diversa, en su multiculturalidad, como lo es Canadá (9).

En tal sentido, los cineastas latino-canadienses comparten algunas de las características que Naficy encuentra en los cineastas inmigrantes o exiliados (10), tales como:
1) Presentar las diferencias culturales, étnicas y lingüísticas de los cineastas, no solo como autores, sino a través de los personajes que muestran.
2) Situarse como sujetos interculturales, al considerarse como puentes de unión entre los países de origen y los países de acogida.
3) Contar historias, sean en ficción, experimentales o documentales, caracterizadas por la reflexividad y la indagación sobre la propia identidad del cineasta o de los personajes.
4) Elegir una forma o estructura narrativa que optan por el género epistolar, como recurso estilístico y estético. Son historias que cuentan el viaje interior hacia la propia identidad del cineasta o de los personajes.
5) Describir los lugares diegéticos como parte de su propia noción de territorialidad, así como también de la recreación de la memoria histórica compartida. En tal sentido, son historias sobre el cruce de fronteras geográficas, históricas y vivenciales.
6) Presentar el dialogo cultural entre su país de origen y el país de acogida, lo cual involucra las diferencias nacionales, religiosas, raciales e inter e intra-étnicas. En tal sentido, sus filmografías se encuentran inmersas en discursos postcoloniales de resistencia y/o asimilación a la cultura dominante.
7) Finalmente, alcanzar con sus filmografías a las audiencias transnacionales y transgeneracionales, por ello no siguen la homogeneidad del cine comercial. (Principalmente en el Canadá anglófono, donde el cine de Hollywood acapara la atención de la mayoría del público).

Los cineastas latino-canadienses en la escena cultural contemporánea

El impacto de la presencia Latina en el ámbito cinematográfico canadiense puede verificarse en su activa participación en los festivales realizados en Canadá, como por ejemplo Les Rendez-Vous Du Cinema Quebecois, organizado por la Cinemathèque Quebecoise desde 1982.

También en el Toronto Alucine Media Festival han participado cortometrajes dirigidos por cineastas latino-canadienses desde 1995 hasta la fecha. Alucine es auspiciado por el Canada Council for the Arts, Heritage Canada, Trillium Foundation, Toronto Arts Council, Ontario Arts Council y Ontario Ministry of Culture. Asimismo se destacan las muestras de Cineastas Latinos en el Norte en otros festivales como Festivalissimo y Festival De Cine Iberoamericano en Montreal, Atlantic Film Festival (New Scotia), Vancouver Latin American Fim Festival y el Toronto Hispanic Film Festival, entre otros. Aparte de ello Radio Canadá a través del programa-concurso Racine y otras empresas de televisión en Canadá como Telefilm, CBC, Bravo, APTN, entre otras, promueven la participación de cineastas de diversos orígenes étnicos en la producción de películas de ficción y/o documentales, que reflejen las experiencias migratorias al Canadá.Uno de los trabajos pioneros donde se destaca la importancia del cine Latino-Canadiense es la investigación desarrollada desde hace casi tres décadas por Zuzana Pick, profesora del departamento de Cine de la Universidad de Carleton en Ottawa, Ontario, donde presenta y analiza la producción fílmica realizada por los cineastas chilenos exiliados en Canadá y otros países entre 1973-1983 (11).

Asimismo, es importante destacar la investigación Beyond the Homeland (2003) de Elena Feder, profesora de la Universidad Simon Fraser en Vancouver, B.C., donde establece que existen dos generaciones reconocidas de cineastas latinos en Canadá: la primera generación compuesta básicamente por los artistas chilenos que emigraron a Canadá en los setenta, y que conformaron el mayor grupo de cineastas exiliados en el mundo. Y la segunda ola está compuesta por jóvenes latinos que han nacido o han emigrado muy jóvenes a Canadá, especialmente los que han llegado en las últimas décadas de México, el Caribe, Centro y Sur América (especialmente Colombia y Argentina) (12).

Algunos de los cineastas que Elena Feder identifica, en este trabajo se encuentran como principales representantes de la primera generación a los cineastas chilenos Marilu Mallet, Jorge Fajardo y Gastón Ancelovici y a los colombianos German Gutiérrez y Jorge Lozano (este último como cineasta experimental y en transición entre la primera y segunda generación). Entre los cineastas de la segunda generación, menciona a Juan Balmaceda, Claudia Medina, Jorge Manzano y Claudia Morgado. En su análisis Feder puntualiza sobre las características estéticas, narrativas y vivenciales que diferencian y acercan a ambos grupos de cineastas.

Otro referencia importante en esta línea es la entrevista que Bruno Corneiller realizó al cineasta argentino-canadiense Federico Hidalgo, tras la presentación de su primer largometraje A Silent Love (2004) (13), el cual fue un éxito no sólo en Sundance Film Festival durante su premier o durante el Festival Les Rendez-Vous Du Cinema Quebecois celebrado en Montreal en 2005, sino que transcendió las audiencias de la América del Norte, al ser incluido en el “Ciclo de Cine Canadiense” seleccionado por la Embajada de Canadá durante 2007.


©Atopia

Asimismo, es importante el trabajo de la cineasta y académica colombo-canadiense Zaida Márquez en su tesis de maestría “Articulating a Disporic Identity: The case of Latin American Fillmakers in Quebec”, realizado en 2009, bajo la tutoría del profesor Fernando Andacht de la Universidad de Ottawa (14). En este trabajo, Márquez analiza a profundidad la filmografía de cineastas que representan la diáspora latinoamericana en Montreal: Patricio Henríquez (exiliado político chileno), Carlos Ferrand y Diego Briceño (inmigrantes de Perú y Colombia, respectivamente), partiendo de la tipología propuesta por Hamid Naficy en el libro, ya mencionado, “An Accented Cinema: Exilic and Diasporic Filmmaking”. Justamente estos tres cineastas, ejemplifican las diferencias en las narrativas fílmicas de cineastas exiliados y diaspóricos.

Finalmente, en el capítulo “National Simulation: Marco Micone’s culture inmmigrée” (15), Erin Hurley explica de forma brillante la importancia de la producción teatral de grupos de inmigrantes (en este caso italianos) para comprender la cultura híbrida de estos. Según Hurley, Micone crea el término allophone-Quebecois para designar a los inmigrantes para los cuales ni el francés ni el inglés son sus lenguajes o culturas de origen, y como el proceso de integración a la sociedad canadiense refleja una complejidad aun mayor desde sus respectivas experiencias de vida, como parte de la memoria colectiva de este grupo nacional.

 

Algunas temáticas en el cine Latino-Canadiense

Como se mencionó antes, al indagar en la temática del trabajo audiovisual realizado por estos cineastas, el concepto de semiosfera de Lotman es sumamente útil para comprender el intercambio cultural que se ha producido entre la cultura Canadiense y las comunidades de cineastas latinos. En tal sentido, es significativo el señalamiento sobre las traducciones necesarias para superar las fronteras culturales entre diversos sistemas semióticos.

Lotman afirma: “…Los mecanismos de traducción que están al servicio de los contactos externos pertenecen a la estructura de la frontera de la semiosfera. La frontera general de la semiosfera se intersecta con las fronteras de los espacios culturales particulares…En los casos en que el espacio cultural tiene un carácter territorial, la frontera adquiere un sentido especial en el significado elemental…Su naturaleza es bilingüe…” (16) (y en el caso de Montreal, es trilingüe).

Esta afirmación es particularmente comprensible cuando analizamos la obra audiovisual de los cineastas diaspóricos, especialmente el colombiano Diego Briceño, el peruano Carlos Ferrand, o el argentino-canadiense Federico Hidalgo, a quienes se ha mencionado más arriba.

Asimismo, la tipología de Naficy es útil para analizar sus respectivas filmografías, porque sus diversas experiencias personales como exiliados o refugiados políticos, como inmigrantes económicos, o como parte estable e integrada a la comunidad Latino-Canadiense, determina en buena medida no sólo su producción fílmica (tanto la propuesta estética como las formas narrativas), sino también sus formas de asociación y trabajo en empresas productoras o en cooperativas artísticas.

Es así, como al examinar la filmografía de los cineastas exiliados a comienzos de los años setenta: Patricio Henríquez, y otros cineastas chilenos como Marilu Mallet y Leopoldo Gutiérrez, una de las constantes en sus respectivas filmografías es la nostalgia con la cual abordan su proceso de integración a la sociedad canadiense y/o la revisión crítica de los hechos políticos en su país de origen, que los obligó a emigrar de forma violenta e intempestiva. Como menciona Patricio Henríquez, fueron cinco años después de su arribo a Canadá, cuando decidió deshacer sus maletas, porque siempre creyó que el regreso a su tierra natal seria pronto. La extensa filmografía de Patricio Henríquez incluye temáticas donde la defensa de los derechos humanos es fundamental, en los cuales se examinan conflictos bélicos y políticos cruciales que han incidido en la comprensión cultural contemporánea. Por otra parte, Patricio Henríquez realiza esta constante revisión de la historia más reciente de Chile, gracias a su productora Macumba International, en asociación con dos cineastas canadienses.

En la filmografía de Patricio Henríquez se destaca su nostalgia hacia el Chile natal, no solo en la elección de sus temáticas fílmicas (Un viaje dentro del mundo de la tortura-2008, La Dama de Blanco -2006, Des-Obediencia-2005, Imágenes de la dictadura-1999,The last stand of Salvador Allende-1998), basadas en episodios históricos de Chile a partir del golpe de estado de 1973, sino en el estilo epistolar de reconstrucción histórica de los hechos desde su propia memoria como exiliado.

De igual manera, en la filmografía del cineasta Leopoldo Gutiérrez desde sus primeros trabajos audiovisuales After a long voyage (1985) o Blue Jay: notes from Exile (2001) hasta el más reciente Le Soldat quíl netoit pas (El Soldado que no fue) (2010), su temática gira sobre el exilio o los modos y maneras como el exiliado político logra integrarse a la sociedad que le da acogida.

Una de las cineastas Latino-Canadienses más reconocidas dentro y fuera de Canadá, es la chilena Marilu Mallet, quien ha sido productora, guionista y directora de casi una veintena de películas, entre las que destacan Journal Inachevé [Diario Inacabado, 1983] -film de ficción en el cual recreó artísticamente su experiencia de vida-, premiada en los festivales de Biarritz y Montreal. Su trabajo también incluye la publicación de relatos y poemas y la docencia en el Collège de Bois de Boulogne y la Universidad de Concordia. Esta película relata su propia historia de vida y como enfrentó la incomunicación con su pareja francófona. Sus documentales, 2, Calle de la Memoria (1995), La Cueca Sola (2003), y Diario de Francine (2007), entre otros, narran las memorias de mujeres exiliadas y sus diversos procesos de adaptación a la sociedad canadiense que las acogió como exiliadas políticas.

Entre los cineastas diaspóricos -según la acepción de Naficy- destacan el prolífico cineasta peruano Carlos Ferrand, quien luego de formarse en Perú, Bélgica y Estados Unidos, elige a Canadá como su lugar de residencia y creación fílmica. Sus documentales se fundamentan en la revisión histórica de hechos claves en diversos países latinoamericanos, desde Cimarrones (1982) sobre los esclavos negros en Perú, hasta Black Majesty (2010) sobre la gesta libertadora de los haitianos. Uno de sus documentales más premiados es Americano (2007) el cual relata su viaje de regreso a su Perú natal, para reencontrarse con sus raíces primigenias y al volver al Norte, reconocerse como Americano, sobre cualquier otra categoría nacional o étnica. En Americano (2007), muestra el viaje de re-conocimiento desde su Perú natal hasta su inserción dentro de la sociedad canadiense y quebequense, a través de la reconstrucción de sus memorias de viajes. La narración en off -en español- relata sus vivencias en el reencuentro nostálgico con su antigua niñera y el contraste con el Perú actual, del cual ya no se siente parte integrante, sino que se asume como ciudadano integrado a Montreal, donde vive con su esposa e hijo.


©Les Films du Tricycle

Por su parte, el joven cineasta colombiano Diego Briceño, quien desde sus comienzos, como estudiante en la escuela de cine de Universidad de Concordia, fundó Peripheria con socios canadienses, y más recientemente como realizador independiente creó la cooperativa cinematográfica Makila, para dar la oportunidad a las nuevas generaciones de cineastas latinos de producir películas en colectivo. La temática de su producción documental ha estado dirigida a contar las historias de los migrantes latinos en Canadá. Particularmente, en Midnight Balads (2008) retrata a través de la memoria individual las experiencias de trabajo, de asimilación o resistencia de la población inmigrante o exiliada que debe trabajar en labores de limpieza, durante la noche, en diversos sitios de Montreal. La película está realizada en español, pero incluye parlamentos en francés e inglés, donde los personajes relatan las vivencias y experiencias con sus familiares y empleadores. En su más reciente trabajo Esperanza, PQ (2011), relata las historias de tres hombres que migran de Guatemala para trabajar en los campos de Montegerie, Quebec, en la granja de la familia Forino.

Por otra parte, uno de los realizadores de films de ficción más premiados es el cineasta argentino-canadiense ya mencionado Federico Hidalgo, es también profesor de dirección cinematográfica en la School of Cinema Mel Hoppeheim de la Universidad de Concordia, e incluye en la producción de sus largometrajes de ficción a personal actoral y técnico Latino-Canadiense, a través de su empresa audiovisual Atopia. Su primer largometraje Silent Love, es una película trilingüe (español, inglés y francés), binacional (Canadá y México) y multicultural, muestra en imágenes la diversidad cultural que define a Canadá. Justamente en este film, Hidalgo presenta la in-comunicación entre un hombre anglófono y su esposa Mexicana, tras haberse conocido por intercambio epistolar. Aunque con poco diálogo, la película muestra las vivencias de soledad e incomprensión en una pareja bicultural. Posteriormente Hidalgo ha realizado Imitation (2007) y L’Incrédule (2012). En estas tres películas el elemento que las enlaza son las vivencias de personajes latinos en Montreal, y como logran integrarse o sobrevivir al país de acogida, desde sus respectivas experiencias de vida, trabajo y relaciones personales. Es interesante acotar que sus memorias individuales inciden en las formas de (des)adaptación a la sociedad canadiense.


©Atopia

Entre los jóvenes cineastas étnicos, siempre siguiendo la terminología de Naficy, encontramos a Patricia Chica, -hija de inmigrantes salvadoreños, nacida y formada en Canadá- quien estudió en la School of Cinema Mel Hoppeheim de la Universidad de Concordia (con los profesores Federico Hidalgo y Marilu Mallet), y quien ha desarrollado una activa carrera fílmica, trabajando con cineastas de diversas nacionalidades, estilos y escuelas. La temática de la obra fílmica de Patricia Chica es múltiple: incluye la diversidad sexual presente en la sociedad montrealense tal como se observa el corto Devi Art (2008), la variada escena musical en Montreal reflejada en Rockabilly 514 (2009), o la búsqueda de nuevas identidades femeninas como en su corto de ficción Day before yesterday (2010).


©Amerimage-Spectra

Finalmente, en Toronto, el equipo de Latino Media Film Festival ALUCINE se ha destacado desde 1995 en la producción constante de cine experimental latino-canadiense, como también en promover, difundir y conservar estas producciones tanto para el público latino-americano como norteamericano. La producción fílmica en ALUCINE destaca por la variedad temática que incluye temas de diversidad sexual o retratos de vida, siempre desde un punto de vista experimental e innovador en cuanto a las tecnologías audiovisuales.

 

A modo de conclusión

Una de las características más importantes de todos los cineastas mencionados en este artículo es que se consideran a sí mismos, ciudadanos universales, donde confluyen sus experiencias Latino-Canadienses, lo que les permite ser efectivamente puentes entre culturas, tal como lo precisa Diego Briceño, con el optimismo propio de un cineasta joven y en continuo crecimiento: “los cineastas latino-canadienses están en una posición privilegiada, son seres del mañana, porque aportan lo mejor de todas las culturas: son trilingües: hablan frañolglish, son occidentales y no occidentales, son mestizos, son norte y sur sin rollos de identidad….[por otra parte]… hacer cine en Montreal nos ha permitido crear una extensa red a través de internet, hacer multimedia, auspiciar la cultura, el arte y la diversidad cultural, y siendo parte integral de Mollywood (donde Montreal es el epicentro mediático del futuro)” (17).

Esta visión multicultural y multilingüe del impacto de los cineastas latino-canadienses y su contribución en la conformación de la cultura canadiense contemporánea se comprende mejor al revisar a Lotman, cuando señala: “el proceso de conocimiento mutuo y de inserción en cierto mundo cultural común provoca no solo un acercamiento de las distintas culturas, sino también la especialización de las mismas: al entrar en cierta comunidad cultural, la cultura empieza a cultivar con más fuerza su propia peculiaridad. A su vez, también otras culturas la codifican como <<peculiar>> o <<insólita>>” (18).

Y justamente es el multiculturalismo Canadiense, donde cada comunidad étnica contribuye en la conformación del tapiz, imagen con la cual se auto-describe la sociedad canadiense, la que facilita -en la praxis- el espacio del diálogo o el todo de la semiosfera, que describe Lotman.

Sin embargo, el elemento que permanece consistente en este trabajo audiovisual es la visión multicultural, multiétnica, multilingüe y desde diversas perspectivas socio-políticas, que los cineastas Latino-Canadienses aportan a la cinematografía Canadiense, Pan- Americana y universal.

Por otra parte, el cine de las llamadas minorías étnicas y/o nacionales, el cine realizado entre fronteras, en coproducción -través de cooperativas o de colectivos de inmigrantes solidarios- pareciera ser, definitivamente, el cine del futuro, que partiendo de los postulados de los movimientos del llamado Tercer Cine (según los manifiestos de los años sesenta), se abre a nuevas miradas y nuevas visiones, haciéndose más solidarias con las nuevas audiencias multiculturales, inter-nacionales, transnacionales y multilingües.

 

Notas

(1) Naficy 2001, 12-15.

(2) Ver al respecto Arreaza 2013.

(3) Lotman 1996, 11.

(4) Ricci 2009.

(5) Ver al respecto Adams 2008. Muy importante es el aporte de Imbert 2011.

(6) Cohen 2008.

(7) Ente otros libros de historia sobre Canadá, consultar: Lucchini, C., Breve Historia de Canadá: desde la Colonia hasta la actualidad, Siglo XXI/Instituto Di Tella/ Asociaciȯn Argentina de Estudios Canadienses, Argentina, 2009, o el usado en algunas escuelas primarias de Canada: McNaught, K., The pelican History of Canada, Pelican, London, 1968.

(8) Hazelton 2007 y Díaz L. y Etcheverry 2012.

(9) La diversidad cultural en Canadá se ha manifiestado también en el cine en obras realizadas por miembros de las comunidades indígenas en Canadá, gracias al apoyo de la NFB. Sobre el particular consultar entre otros a: Andacht, F., “On two invisible Peoples of the Americas or the long and winding struggle against Dualism”, en Imbert, P., Theories of Inclusion and Exclusion in Knowledge- based Societes: Canada and the Americas, University of Ottawa Press, Ottawa, 2008, 99-142 y también Arreaza, E., “Auto- Representación de la mujer indígena en el cine canadiense”, Revista Venezolana de Estudios Canadienses III, 1 (2003), 95-144.

(10) Haficy 2001, 3-9.

(11) Pick y Valjalo, 1984 y Del Pozo 2009, especialmente el capítulo 9: Les Chiliens et la culture: entre le circuit ethnique, l insertion dans le milieu quebecois et la culture immigrante.

(12) Feder 2003.

(13) Cornelier, B., Quiet Revolutions and Silent Loves: Interview to Federico Hidalgo, Nouvelles vues sur le cinéma quebecois 3, 2005.

(14) Márquez 2009.

(15) Hurley, E., National Performance: representing Quebec from Expo 67 to Celine Dion, University of Toronto, Toronto, 2011.

(16) Lotman 1996, 14-15.

(17) Entrevistas realizadas a los cineastas mencionados entre 2009 y 2010 gracias a la beca Faculty Research Program del International Council for Canadian Studies.

(18) Lotman 1996, 25.

 

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ISSN 1988-8848