CRÓNICAS DE UN PUEBLO (A. Mercero, 1971-74).
EL IDÍLICO MUNDO RURAL

Crónicas de un pueblo (A. Mercero, 1971-1974),
an idyllic rural world

Lcdo. José María Fornieles Moreno
Doctorando en Historia
Granada

Recibido el 22 de Septiembre de 2016
Aceptado el 4 de Octubre de 2016

 

Resumen. Corrían los primeros años de la década de los setenta del siglo XX. El Franquismo tocaba a su fin, en una España donde lo idílico había dejado paso a protestas, búsqueda de apertura y diferentes procesos judiciales de repercusión mediática a escala internacional. Esta etapa convulsa dejaba tras de sí, incluso, una Iglesia dividida y una sociedad rural en franca decadencia por el éxodo producido desde la década de los sesenta. Los intentos de modernización educativa y el desarrollismo agrícola topaban con problemas políticos y de orden público, especialmente por el terrorismo.
Es en este contexto cuando el gobierno, en la persona de su Vicepresidente, el almirante Carrero Blanco, lanza y pone en práctica la idea de una serie de televisión mediante la cual hagan propaganda del Fuero de los Españoles y de la magnanimidad de un Estado vigilante y protector de todos y cada uno de sus ciudadanos.
En un pueblo de nombre imaginario irán sucediéndose toda suerte de hechos que darán pie, en cada episodio, a la lectura y explicación de un artículo de la ley fundamental franquista, acorde a la trama concreta del capítulo correspondiente. Los usos y costumbres de los habitantes de este núcleo rural irán dando una imagen interesada, aunque con ciertos tintes de realidad, de la actividad de aquellos que viven del sector primario en una economía que, poco a poco, tiende a la terciarización.Rodada para televisión en formato cine, esta serie marcará un hito gozando de cierta audiencia, ya que sólo existía un canal que llegara a una amplia mayoría de televidentes. Cumplió su papel aleccionador y, pese a que vista desde el contexto actual puede resultar parcial, vista desde su contexto puede sernos muy útil como fuente histórica
Palabras clave. Tardofranquismo, Fuero de los Españoles, España rural, Desarrollismo agrario, Fuerzas vivas, Televisión Española.

Abstract.In Spain, at the beginning of the 1970’s, the Francoist regime was ending. In this period of changes, some idealistic thoughts had given way to different protests with international impact. That revolutionary period left behind different catholic factions and an outdated rural society, in decline since the exodus to the cities occurred in the 1960’s. Several attempts to modernize education and agriculture found some political resistance and security problems, particularly with terrorism.
In this context, Admiral Carrero Blanco, the then chief of the Spanish government, decided the broadcasting of a television series promoting the Spanish system of justice and its capacity to protect each of its citizens.
In a village with a fictitious name, a great deal of events serves as a pretext to explain each of the main articles of one of the Francoist Organic Laws but at the same time the identitary traditions of this rural town shows the daily life of a community shifting gradually to tertiarisation. The television series was shot in film format and was seen by millions because it was broadcast by Channel 1, in many cases the only television channel that the majority of people had access to. In this way, this television series achieved an instructive role, that can been read as partial nowadays, but quite useful as a historical source.
Keywords. Francoist Spain, Francoist Organic Law, Rural Spain, Agricultural Development, State Actor, Spanish Television.

 

Nos encontramos en la España de los últimos momentos del Franquismo. Unos años en los que se suceden las protestas laborales en todos los sectores productivos, los sindicatos de clase se van desarrollando en la clandestinidad con la intención de desbancar al sindicalismo vertical y van apareciendo las asociaciones políticas. Los problemas políticos y económicos son de tal calado que dan un especial relieve al mundo judicial: el terrorismo de ETA con el Proceso de Burgos, el Proceso 1001 contra dirigentes de CC.OO., el Proceso Matesa que tuvo una larga duración y el Magnicidio de Carrero Blanco cuando acababa de asumir la Presidencia del Gobierno. Se pretende continuar con el desarrollismo y erradicar el analfabetismo, pero teniendo siempre como base los valores de aquellos grupos que sostienen el Régimen. Para ello se emplean instrumentos como la Ley General de Educación de 1970 o el Tercer Plan de desarrollo de 1972, aplicable éste entre 1972-1975. La Iglesia se divide entre partidarios y detractores del Régimen, evolucionando una parte de ella en sus posturas, especialmente después del rechazo del Papa Pablo VI ante el tímido acercamiento del Estado al Papado a través de intermediarios, el cual responde con recelo y cierta postura de condena.

Es una España más urbana, en la que va creciendo enormemente la clase media que sirve de colchón entre la alta y la baja para evitar conflictos sociales, hecho que le viene bien al Régimen. Desde los años sesenta el campo se va despoblando debido a la emigración hacia la ciudad. Esto no quiere decir que el medio rural se abandone, pues hay agricultores que permanecen, aunque ofrecen cierta resistencia a los dictámenes del Ministerio de Agricultura, frente al franco deterioro de la economía, en su pretensión de especializar y capacitar a los trabajadores agrarios en un proceso paralelo a la mecanización del campo.

España intenta abrirse al exterior por medio del establecimiento de relaciones internacionales, ya sea por acuerdos comerciales como por tratados de amistad. El arco de países con los que se entablan dichas relaciones es muy amplio, incluyendo desde países del ámbito comunista del este de Europa, del mundo árabe y Asia, hasta los de América, abarcando tanto a EE.UU. como a otros latinoamericanos regidos por dictadores.

Al frente de la televisión española está Adolfo Suárez, que es el Director General de Radiodifusión y Televisión (1969-1973). Pupilo de Fernando Herrero Tejedor y de Torcuato Fernández-Miranda, tenía muy buena relación con el círculo del Almirante Carrero Blanco. Se trata de un momento de predominio en la televisión española de ficciones norteamericanas y de series españolas con un fin propagandístico, que eran realizadas con el claro propósito de instruir. Y es en este contexto en el que surge Crónicas de un pueblo.

La serie está ambientada en un pueblo castellano imaginario donde parece haberse detenido el tiempo, y sus historias cotidianas fueron ideadas, en sus comienzos y en su esencia, por el propio Vicepresidente del Gobierno Carrero Blanco. Las directrices dadas a su creador y primer director, Antonio Mercero, vienen desde el propio gobierno y son el reflejo del pensamiento franquista del momento. Su finalidad, pedagógico-moral, es fruto de su tiempo y del foco de interés de su uso, por lo que resulta difícil para los distintos directores introducir elementos personales cuando viene todo marcado de las más altas instancias del Estado, aunque sí pueden observarse en la trama ciertos guiños a ideas no oficiales. Fue un éxito de audiencia, teniendo en cuenta que sólo había un canal, ya que el llamado UHF, o segunda cadena, no se desarrolla hasta la Transición, aunque surge en 1966 y tiene un escaso alcance.

La vida idílica reinante en la localidad viene marcada por una diferencia de clases mostrada desde un punto de vista no habitual: las clases bajas trabajadoras y desinteresadas, y las clases altas ociosas y egoístas. Las diferencias económicas y sociales son resueltas por el hilo conductor de esta serie que es el Fuero de los Españoles, ley fundamental franquista que protege a todo el que lo necesite, independientemente de su procedencia. La estratificación social está bien definida, presentando la jerarquización político-social como la base y la causa de su cotidianeidad pacífica, de la armonía y la felicidad reinantes en el pueblo. Todo se hace posible a través de las autoridades políticas, morales y educadoras: el alcalde, el cura, el cabo de la Guardia Civil, el médico y el maestro. Sin ellos no se decide nada en el pueblo pues les es consultada hasta la más mínima incidencia, contando éstos con el respeto casi reverencial de sus convecinos. Se suceden ejemplos de usos y costumbres, mostrando la sabiduría popular como una auténtica riqueza, la cual pasa de generación en generación con gran interés de los niños por aprenderla. En este ambiente bucólico no faltan alusiones a la comprensión intergeneracional, porque el fracaso de un solo elemento es achacable a toda la sociedad. Ésta se presenta situada en un cierto aislamiento, ya que rara vez aparece la televisión o la prensa escrita, siendo la radio la más frecuente. Todo elemento que viene de fuera rompe la cotidianeidad y es visto con desconfianza, pues puede provocar la renuncia a sus tradiciones. Junto con el alcalde, son las fuerzas vivas del pueblo las que toman protagonismo. Aunque el máximo referente será el maestro, gran conocedor del fuero y consejero para todos en cualquier tipo de temas, con gran mesura y pericia.

El pueblo recibe un nombre de ficción: Puebla Nueva del Rey Sancho, puesto con toda intención. Refleja la tipología de la España rural, con una convivencia perfecta y extrapolable al conjunto del Estado, basada en el bienestar que proporciona el Fuero de los Españoles. A ello ayuda también el estar rodada en escenarios naturales, que sirven también para mostrar la riqueza paisajística de España y las casas de planta baja o de una planta, calles de tierra y fuentes para coger el agua.

Se introducen los derechos y deberes que la ley otorga y exige a los españoles, en ocasiones de una forma muy forzada. Los ciudadanos forman parte de la comunidad y tienen el deber de actuar en beneficio de todos los miembros de ésta, en virtud de los principios de colaboración y solidaridad. El individualismo no tiene cabida, pues la sociedad es un conjunto donde todas las piezas producen el funcionamiento perfecto, y donde el fallo de un solo engranaje hace fallar toda la máquina. Todos tienen derecho a la propiedad privada o el deber de denunciar delitos. Pero si hay un derecho/deber que aparece con un especial relieve es el trabajo. Las leyes reconocen el derecho, pero consideran como peligrosos socialmente a aquellos que no trabajan (Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social, 1970), por lo que también supone un deber, ya que es el trabajo y no el dinero el que confiere la dignidad al hombre. El Estado aparece como referente en todo, rozando incluso el paternalismo, pues de él emanan los recursos y es el garante del correcto uso de los mismos. Ofrece y concede todo tipo de ayuda y apoyo a los emprendedores, facilitándole los medios para que exista necesidad de mano de obra en todos los campos. A pesar de presentarnos un ámbito rural subdesarrollado, se hace referencia al desarrollismo y los esfuerzos del Estado para la consecución del progreso social del conjunto o el avance económico del individuo, para que la carencia de medios no suponga el estancamiento general o particular. Por este motivo, ni que decir tiene que las historias suelen acabar bien.

Se hace mención a la comisión de delitos, sin ocultar que suceden, pero mostrando que todo el pueblo actúa con una moral única ante ellos y que, pese a la lucha de todos, es la autoridad quien debe resolver el asunto y tomar las medidas competentes. Los delitos se persiguen y combaten, no quedando nunca sin castigo. El fracaso de un elemento de la sociedad es presentado como un fracaso de ésta, como una responsabilidad del conjunto. Y será, pues, el total de ese grupo social quien tenga la responsabilidad de remediar el fracaso, y quien deba proporcionar los medios para la integración del sujeto en cuestión. Los niños, el futuro del pueblo, aparecen como discípulos del maestro. Son vivos e inteligentes, planteándose cuestiones no muy acordes con su edad, participando activamente en la vida del pueblo junto con sus mayores. El maestro educa e impulsa a los niños con una pedagogía muy avanzada para la época. Todo ello puede tener relación con la cercanía de la mencionada Ley General de Educación de 1970. Los métodos del maestro contrastan con la escuela, lugar antiguo que rezuma inmovilismo, llegando a nombrarse en ciertos episodios una escuela nueva o instalaciones deportivas para los niños que el maestro reclama, a modo de crítica disimulada, pero que no acaban de llegar nunca.

Como no podía ser de otro modo, el elemento religioso está siempre muy presente. No ya solamente en la figura del párroco, sino también en acontecimientos, fiestas y moralejas de cada historia. El sacerdote es una fuerza viva del pueblo, pero, a la vez, es la principal fuerza moral a la que se acude para todo problema que surja, de cualquier índole. Su labor se ve apoyada, en ocasiones, por sucesos o hechos que trascienden la realidad, es decir, provenientes de una realidad sobrenatural. La serie no se presenta como un continuo en el tiempo, sino como una sucesión de hechos sin más referencia temporal que las estaciones del año o acontecimientos puntuales característicos de una época del año. También el elemento religioso, que está permanentemente presente, marca de algún modo el transcurrir de la vida. La moraleja de cada historia da un matiz moral, y quién será el más indicado para conducir la enseñanza que el párroco. Es una comunidad que vive alojada en cierto aislamiento del resto del mundo, pues rara vez aparece la televisión como un medio común en los hogares. Tampoco aparece la prensa escrita, y la radio tiene alguna que otra referencia. Su contacto con la ciudad, el núcleo que se supone sería la cabecera de comarca o la capital, viene dado por medio del autobús, pero es raro ver dichos núcleos en la trama episódica.

Todo lo narrado puede parecer fuera de tiempo y lugar, pero observado a través de la mirada de la época puede ser una fuente válida y útil. Bastaría con consultar algunas fuentes escritas o documentales del momento para encontrar referencias, aunque al no narrarnos magnos acontecimientos sino la vida cotidiana, lo que podremos contrastar con mayor facilidad serán usos, costumbres, mentalidades y comportamientos de la época. La morfología de los pueblos, los modelos de automóviles y la cantidad de ellos que existen por habitante, etc., son también datos que podemos ver reflejados. La pretensión de la obra televisiva podría ser el llevar el NO-DO a la pequeña pantalla, pero para hacerlo más entretenido y asequible se hace en forma de historieta, en una serie coral donde se mezclan profesionales de la actuación con habitantes del pueblo que aparecen como extras, siendo un mérito de Antonio Mercero ajustar cada personaje a su rol social, haciendo el retrato de una sociedad rural que se asemeja enormemente a la realidad misma; idílica pero cercana a lo real, similar a la imagen de cualquier ámbito rural de cualquier parte de España que vive su día a día sin cámaras ni equipos de rodaje. Pese a todo, al ser una dramatización de situaciones, debemos ser cautelosos a la hora de analizar. Las costumbres se muestran de un modo explícito, así como las distintas personalidades de los habitantes de Puebla Nueva del Rey Sancho, pero no debe olvidarse que es una serie encargada por el propio Estado y con una finalidad pedagógico-moral.

Para la sintonía de cabecera se utiliza la adaptación instrumental de una canción llamada I could easily fall in love with (Marvin-Welch-Bennett-Rostill), que en origen era interpretada por The Shadows y cuyo arreglo corresponde a Norrie Paramor. El resto de la música son adaptaciones de obras clásicas populares, arregladas en su mayoría con un aire folklórico. La serie está rodada para televisión con sonido directo y en vivo, sin ningún tipo de doblaje en posproducción. Se rueda en escenarios naturales, en el pueblo de Santorcaz (Madrid), pero dándole nombre e identidad inventada al lugar. Se muestran los paisajes, con movimientos lentos de cámara, recreándose en ellos para hacer una muestra de la riqueza natural de España.

En conclusión, podríamos decir que esta serie es un retrato de la sociedad rural, que bien pudiera estar dirigido a frenar el éxodo hacia la ciudad mostrando la idoneidad de vivir en ese entorno, más aún ante el desarrollo rural y la mecanización del campo. Aunque no cabe dudar de su fundamento político-pedagógico con el Fuero de los Españoles como telón de fondo, presentando un estado paternalista que todo lo puede y todo lo proporciona. El maestro es la voz de la conciencia y la sabiduría personificada siendo, dentro de las fuerzas vivas, el más importante por encima, incluso del alcalde o el cura. Este intento por mostrar la cara amable de un Régimen que vive sus últimos momentos puede reflejar lo que se pretendía hacer ver frente a la realidad existente.

Antonio Mercero, creador de la serie, hace un retrato de la sociedad rural dirigido. En una España en la que el éxodo rural rumbo a la ciudad es un hecho, se pretende hacer ver la idoneidad de vivir en el campo, las ventajas que esto supone y como la realidad rural no es, ni mucho menos, como se pretende pintar desde fuera. La serie tiene un fundamento político al mostrar el Fuero de los Españoles y su aplicación en la sociedad española, con un Estado paternalista que todo lo puede y que no permitirá que ningún español carezca de oportunidades. Resulta curioso que, con la cercanía de la Ley General de Educación de 1970, el papel más importante no sea el del alcalde, sino el del maestro. Éste representa “la voz de la conciencia” del pueblo, siendo el gran conocedor de la ley fundamental franquista en todos y cada uno de sus artículos. Aun así, quedan perfectamente retratadas las fuerzas vivas: alcalde, maestro, cura, cabo de la Guardia Civil, etc. Y resulta ciertamente curioso el hecho de que todos hablen de usted a estos personajes mientras entre ellos se tutean.

 

 

Bibliografía

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ISSN 1988-8848