JAIME GÓMEZ LINDO

Productor audiovisual

 

Entrevista de Czestochowa Molina Serrano

Recibido el 2 de Febrero de 2016
Aceptado el 26 de Febrero de 2016


Productor audiovisual desde hace casi dos décadas, estudió Comunicación Social en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, ha trabajado en América y Europa en distintos sectores del audiovisual hasta especializarse en videos, motion graphics, composición digital y toda una variedad de servicios creativos que ofrece desde su productora, Chévere Estudio Audiovisual, radicada en Granada.

En su cartera de clientes ha contado con empresas como Motorola, el banco Santander, BMN o multinacionales como Cosentino.

-¿Cómo llegas al mundo del audiovisual?

Mis primeras inquietudes fueron hacia el mundo de la radio. Desde muy pequeño hacía mis propios programas grabando con la grabadora que había en casa y mezclando música con aparatos que yo mismo improvisaba. Eso me llevó a interesarme por la radio y desde muy temprana edad sabía que el mundo de la comunicación iba a ser lo mío. En esa búsqueda entré a la Universidad Javeriana de Bogotá, mi ciudad natal, y rápidamente me vinculé a la emisora de la Universidad, una de las radios culturales mejor valoradas y con mayor trayectoria en Colombia. Pero los caminos inesperados de la vida me llevaron a rodearme de amigos que ya estaban inmersos en el mundo del video y me interesó muchísimo. Finalmente, no son cosas que estén muy distantes. Así que desde los primeros años de la Carrera en la Javeriana ya hacíamos videos.

-¿Por qué el audiovisual enfocado a comerciales y no hacer cine?

Tengo un gran respeto por los directores de cine narrativo. Los de verdad. Lo que pasa hoy es un fenómeno ligado al hecho de la democratización tecnológica de los medios de producción para hacer video o cine digital. Es decir, hoy cualquiera con unos medios mínimos puede hacer una película. O lo que ellos creen que es una película. Y se llaman a sí mismos “cineastas” o peor aún, directores de cine. Yo creo que para hacer cine se necesita una sensibilidad especial y mucho talento. Creo que mi talento se enfoca hacia otros aspectos del audiovisual. Para contar una historia en formato película hay que dedicar todas tus habilidades a perfeccionar tu manera de trabajar ese arte específico. Yo me he enfocado a crear pequeñas historias a medida para los clientes con un alto contenido de valor añadido visual: esto es a través de animaciones, efectos visuales y un uso muy cuidado de la imagen. Por lo menos, esa es mi intención.

-¿Crees que tu carrera es necesaria para el desempeño de tu actividad o por el contrario crees que es una labor más “técnica”?

Definitivamente creo que la Carrera ha sido, en mi caso, trascendental. Pero no porque me haya enseñado los aspectos técnicos. De hecho, creo que aprender técnica en una escuela es prácticamente inútil. Creo que la técnica que se debe aprender en las escuelas es la técnica básica. La esencia. Es decir, por ejemplo: la fotografía analógica. Como se expone una imagen correctamente, como revelar una película, cómo funciona la óptica y la luz, etc. Aprender tecnología actual específica de cámara, por ejemplo, me parece tiempo perdido porque si quieres ser un buen técnico tienes que estar aprendiendo las técnicas y tecnologías nuevas cada día. Pasados cinco años, por experiencia, sé que la tecnología digital que poseas se queda obsoleta. Entonces, la Carrera para lo que debe servir es para darte un contexto global de conocimientos que te ubiquen conceptualmente y te den herramientas para poder ser creativo. Que te enseñen lo que los grandes han hecho y cómo lo han hecho. La Universidad sirve para que te relaciones con otros que tengan tus mismas inquietudes y recorrer un camino que puede llegar algún día a alguna parte. Sirve para que conozcas el mundo y puedas usarlo. Para que aprendas las reglas del juego. El audiovisual, como todo tipo de expresión humana, tiene unas reglas y un método y en la Carrera es donde debes aprenderlo. No valen los que quieren romper con todo sin conocerlo. Si no lo conoces, no lo puedes romper. Además, son muy pocos los casos donde algún creador se salta las normas y crea un buen producto.

-Ahora se habla mucho de crisis, ¿crees que la hay en tu sector? ¿Crees que debería haber más incentivos para el desarrollo de tu actividad?

No creo en los incentivos. Por alguna razón que desconozco, los creadores audiovisuales se sienten con el derecho de reclamar incentivos económicos para su actividad ¿Por qué? ¿Por qué no le damos incentivos a los panaderos o a los dueños de ferreterías? Hay algún tipo de sensación de superioridad moral o artística de esta gente que pretende que su labor es importantísima y el mundo debería de darle los medios para hacerla. Hay que ser bueno y productivo. Si lo eres, seguramente alguien se interesará por tu producto y podrás venderlo y vivir de él como hace el panadero o el ferretero. Yo creo que la única profesión realmente importante para el mundo y a la que hay que reverenciar es la de los médicos que te abren en canal y te quitan un corazón y te ponen uno nuevo y puedes continuar tu vida. Esos sí que son imprescindibles.

-¿Va reñida la calidad del resultado final con la inversión técnica?

Sí y no. En Colombia hay un dicho que aplica en este caso que dice que “el problema no es tanto de la flecha como del indio”. Con una inversión técnica decente y talento puedes obtener mucho mejor resultado que el que puede obtener un mediocre con la última tecnología; eso es indudable. Pero talento y las mejores herramientas, suelen obtener un buen resultado. Aunque lo más importante siempre será el talento y el trabajo duro, porque las herramientas no hacen el trabajo. Esto me recuerda una frase que se escucha mucho a la gente cuando habla de las películas hechas con muchos efectos visuales y que dicen: “eso está hecho todo por ordenador”. Sí, está hecho con ordenador, pero lo hacen personas. El ordenador no hace nada solo.

-¿Qué elementos no pueden faltar en un buen comercial?

Dos cosas: lo que el cliente quiere ver y lo que tú puedas ofrecer y que al cliente no se le haya ocurrido o no se espere, pero que le aporte a la historia.
Debe tener una imagen cuidada al detalle. ¿Si en una pieza pequeña no se cuida la fotografía y cada detalle de cada cuadro, entonces cuándo lo hacemos?
Una pieza corporativa o comercial tiene que adaptarse al producto que se está vendiendo, tiene que representar su concepto, su espíritu. Por más nimio que nos parezca el producto, seguro que tiene un aspecto que se puede explotar visual y narrativamente.

-¿Crees que a la hora de llamar la atención del público, todo vale?

No. Nunca vale todo. Ante todo, la ética debe primar sobre los objetivos a conseguir. Hay que ser respetuoso con el público al que quieres llegar o incluso con el público que accidentalmente se encuentre con tu producto. Puedes ser transgresor o innovador o lo que quieras, pero ante todo hay que respetar la dignidad, el lenguaje, las tradiciones, las costumbres. En general, respetar. Tampoco me gustan las imágenes que en sí mismas sean de mal gusto. Trato de mantenerme alejado de cualquier tipo de estética visual que sea desagradable en algún sentido o que apele a la fealdad y a ser chocante porque sí.

-¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Todo. No sé quién dijo que si buscas un trabajo que te guste entonces no tendrás que trabajar nunca. Ese es mi caso. Me divierto infinitamente en mi trabajo. No quiere eso decir que no haya estrés, agobios o malos ratos. Pero incluso eso hace parte de la diversión. Si tuviera que escoger, diría que la postproducción es la parte más agradable ya que dispones de tu tiempo, estás cómodo, todo está controlado. Pero el rodaje, aunque con el componente de agotamiento físico que implica, tiene una adrenalina que engancha mucho. Algo que valoro mucho de mi trabajo y más especialmente de mi forma concreta de trabajar es que creo algo. Al principio no hay nada y al final hay algo. Parece simple, pero es muy valioso. No en todos los trabajos tienes la satisfacción de crear algo. Y más algo útil, algo que va a ayudar de una u otra manera a alguien a conseguir un objetivo.

-Tú que has hecho comerciales en varios continentes, ¿crees que la forma de llegar a ambos públicos es diferente?

Tal vez. En Iberoamérica estamos muy influenciados por el mundo audiovisual norteamericano. Esto empieza a notarse en Europa cada vez más. Y esa estética es mucho más “espectacular”. Me refiero a que todo se enfoca mucho más a la espectacularidad y lo que se conoce como “golosinas visuales”. Todo es más dinámico y rápido en la manera de rodar y también en la postproducción. Pero debe ser por la enorme influencia del cine y la televisión de USA y porque lo que entendemos tal vez como globalización que este fenómeno se está extendiendo cada vez más a todo el mundo y cada vez las producciones se parecen una a otras más.
Tal vez la diferencia más notable que percibo es que el leguaje aquí, en España es mucho más informal y desenfadado. En Colombia y, en general, en Suramérica, somos más cuidadosos con el lenguaje y con respetar la corrección lingüística.

-¿Cuáles de tus videos destacarías?

Siempre me gusta el último. Pero debo decir que uno de mis clientes más importantes; una empresa nacida en Almería de productos para arquitectura, me ha permitido una libertad creativa impresionante y también los recursos para crear lo que creo que son los mejores videos corporativos o de marketing que he hecho hasta ahora. Es difícil destacar alguno, pero diría que…

-¿Hay algún tipo de proyecto que aún no hayas hecho pero que te encantaría?

Tal vez hacer algo narrativo, pero corto, sería una buena experiencia. Pero he renunciado a escribirla yo mismo. Si algún día llega alguien con el que pueda trabajar con una historia que me convenza y valga la pena, tal vez me gustaría rodarla.

-Para aquellos que están empezando, ¿qué hace falta para tener éxito en la profesión?

Trabajo. Está muy bien ver películas de David Lynch, ponerse gafas de pasta y fumar cigarrillos con olores exóticos, pero eso no te hace productor ni director de cine. Lo que te hace un profesional es trabajar; conseguir clientes y crear cosas que los dejen contentos y te vuelvan a llamar. Progresar cada vez a través del propio trabajo. Trasnochar. Hacer una y otra vez lo mismo hasta que lo hagas con los ojos cerrados o sepas sin pensarlo, porque ese plano lo tienes que cortar ahí justamente y no un cuadro antes o uno después. Esas cosas no se aprenden de ninguna manera más que trabajando y haciendo. Hay que hablar menos y hacer más; eso creo que ayudaría mucho a cualquiera que se inicie en este mundo.

-Muchas gracias Jaime.

Gracias a ti.

 

 

 

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ISSN 1988-8848