MÓNICA RANDALL: VOUS ÊTES L'ACTRICE DE "CRÍA CUERVOS"?

Mónica Randall. Are you the Cria Cuervos actrice?

Entrevista de Francisco Salvador Ventura

Interview by Francisco Salvador Ventura

Mónica Randall (www.flickr.com).

-Una de las películas más importantes de García Berlanga es ‘La escopeta nacional’. ¿Cómo fue tu experiencia en ella?

Desde luego fue una experiencia muy singular. La película trataba de una cacería realizada en la finca del marqués de Griñón, con las armas alquiladas por su sobrino Francis Franco. En ella se trataba de realizar una especie de copia de la dura realidad en la que se vivía, los datos fueron cogidos precisamente de ese momento. En el argumento se cruzaban muchas variables, como las rivalidades entre los ministrables, el que estaba ocupando el ministerio entonces y el que al final acabaria sustituyéndolo. Uno resultaba afín al Movimiento y el otro circulaba por terrenos próximos al Opus. De pronto, aparecía en la cacería un empresario catalán con su amante, que tenían la visible particularidad de que hablaban catalán entre ellos. El individuo andaba detrás de conseguir un sustancioso contrato de porteros automáticos. Lo recuerdo como el rodaje más divertido de mi vida, algo que tuvo mucho que ver con la presencia del ser adorable que era Luis Escobar, un auténtico placer de persona, con una cultura exquisita y una sabiduría envidiables.

Un ser maravilloso. Era algo así como un reflejo claro de la época que le tocó vivir. Había sido amigo de Cocteau y de toda la intelectualidad europea, con toda la carga simbólica que para los más jóvenes de entonces acarreaban esas experiencias vitales.

-¿Recuerdas la coyuntura histórica de entonces y si fue problemático sacar la película adelante, porque lo representado no dejaba de ser poco correcto?

No recuerdo que lo fuera especialmente, y eso estoy segura de que se debió al coraje de Alfredo Matas y de Luis García Berlanga. Si acaso tuvieron algunos problemas no llegaron a trascender en ningún momento a nosotros. Si los hubo, tanto uno como otro tenían un peso específico tal en el cine español de entonces, que, si en algún momento alguien tuvo tentaciones de intervenir antes en sus trabajos, sin duda se lo debiernon pensar dos veces.

-¿Has sabido de problemas con la censura en películas de la época?

Ya te comentaba que precisamente en ésta no, Berlanga a esas alturas no se cortaba un pelo en lo que quería hacer, pero sí tengo noticias de otras en las que si se dieron. Me viene a la mente así, a bote pronto, una película un poco anterior de Antonio Jiménez Rico, ‘Retrato de familia’. Ahí sí que hubo problemas. El tema resultaba difícil de digerir para la censura, al liarse la protagonista con un individuo, luego con su hijo, quedando embarazada después de éste, a quien finalmente matan en la guerra civil. No era un relato muy del gusto de los patrones imperantes.

-¿En qué medida piensas que la censura ha podido influir en el cine español de la época?

Muy importante sin duda. Pero, a propósito, quería hablar de un aspecto de gran trascendencia para el cine español, y para los actores en particular, que no ha sido tratado y que nos marcó profundamente. Hoy día a nadie le sorprende que los actores españoles salgan a trabajar fuera. Pero entonces salvo Fernando Rey y Paco Rabal, quienes lo hacían de la mano de Buñuel, no había posibilidades apenas de pasar los Pirineos. La única excepción eran los trabajos con el cine italiano, pero sólo en el caso de producciones de segunda categoría, como los spaghetti western, o películas de agentes secretos, muchas de ellas realizadas en España; porque, si se trataba de películas de mayor calidad con directores importantes, la censura no lo permitía. Así que, por desgracia, somos una generación a la que se frustró la posibilidad de pasar más allá de nuestras fronteras. Hay unas generaciones de artistas frustrados, a los que nos hubiera encantado trabajar con directores como Bolognini, Bellocchio, Bertolucci, por citar sólo algunos ejemplos. Con Francia se llegaban a coproducir sólo películas de cine erótico y el cine de serie B se realizaba sólo con Italia. Y pare usted de contar, ésa era la única dimensión internacional a la que podíamos tener acceso los actores de mi generación.

-Si hubieras tenido esa posibilidad y hubieras podido elegir, ¿con quién te habría gustado trabajar?

Me habría encantado trabajar con Visconti. Sus películas me parecen absolutamente maravillosas. Habría sido un placer estar entre los actores de ‘El gatopardo’, o en cualquier otra de las suyas. A algunas se les empieza a notar últimamente el paso del tiempo. Hoy algunas huelen un poco a naftalina, si bien la mayoría pertenecen ya al grupo de las grandes, de las intemporales, como sin duda es el caso de ese monumento del cine que es ‘El gatopardo’.

-Háblame de películas tuyas que consideres especialmente significativas para ti.

No tengo ni que pensarlo. Dos son las que me parecen particularmente importantes, por razones diferentes, pero las dos dejaron una huella indeleble en mí: ‘Cría Cuervos’ de Carlos Saura y ‘Mi querida señorita’, con Jaime de Armiñán, quien, por cierto, es un director de actores magnífico. ¿Por qué lo son? Esta última estaba ambientada en plena época franquista, y trataba un tema tan original como el de una mujer que se transforma en hombre y se acaba casando con su antigua criada. Tiene el mérito añadido de que fue incluso a los Oscars. Si de mi dependiera, pasaría a formar parte de los anales del cine español. El caso de la película de Saura fue también muy significativo porque se estuvo proyectando todo un año en París, y eso no le pasaba a las películas españolas de entonces. Una vez paseando por París me ocurrió algo inaudito, me pararon por la calle y me preguntaron Vous êtes l’actrice de Cría Cuervos? Hoy eso podría parecer más normal con películas como las de Almodóvar, pero entonces la situación era muy diferente.

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-¿Has trabajado en alguna ocasión en películas de época?.

Sí, en muchas ocasiones, pero no ha sido en cine sino en televisión. En ‘Los tres mosqueteros’ hacía de Ana de Austria y obtuve un premio que me hizo mucha ilusión, porque fue por votación popular de los niños. En la televisión española de la época había una gran producción de series de época, la mayoría adaptaciones literarias. Una de las que recuerdo con más cariño fue ‘El clavo’, con José Martín. Lo que más se hacía eran obras con miriñaque, fueron muchas, a diferencia de lo que hoy se ocurre. Por cierto, la calidad humana y profesional de los técnicos de televisión española de la época no está en los escritos. Muchas eran novelas que se pasaban por la tarde, a la hora de la sobremesa. Ahora las producciones con más éxito son los culebrones y entonces eran éstas.

-¿Es necesario adoptar alguna estrategia especial a la hora de afrontar un papel de un personaje histórico?

Es diferente porque hay que informarse sobre el personaje, leer todo lo posible, para intentar no desvirtuar un personaje que ha existido realmente. Pero, al mismo tiempo y aunque parezca paradójico, el hecho de que sea un personaje lejano en el tiempo, te da también mucha libertad. De cualquier forma, cuando se da el caso, no cabe duda de que se tiene una responsabilidad añadida.

-Y en términos prácticos, ¿es más difícil interpretar a un personaje de estas características?

Por mi experiencia, sí que lo es. Entrando en detalles muy concretos, resulta incomodísimo llevar los trajes antiguos. En los EEUU la cosa es diferente, porque tienen una especie de plataformas para los descansos con el fin de que no se llegue a arrugar el traje, mientras que aquí, si el rodaje es muy seguido, es físicamente muy incómodo y acabas muy cansada al final. A lo más que se puede llegar es a aflojar el corsé, pero es muy latoso. Y las pelucas van agarradas con postizos para los tirabuzones y es un auténtico latazo. Rodar época es muy divertido, pero es necesario hacerlo con el tiempo suficiente, porque, si no es así, se hace un poco cuesta arriba cargar con todas estas incomodidades.

-¿Tienes alguna película preferida de las recrean alguna época pasada?

No voy a ser original, mi película preferida es uno de los grandes clásicos ‘Lo que el viento se llevó’, es un culebrón maravilloso, maravillosamente hecho, está perfecta tal como está, no le sobra ni le falta un plano. Extraordinaria, una adecuación de los actores a los personajes inigualable, no es posible pensar en otra Scarlett, ni en otro Butler, ni siquiera en otra mami que pudiera reemplazarlos. Si no se hubiera producido esta identificación tan conseguida, no se entendería que la película siguiera siendo vista con interés de generación en generación.

-Si dirigimos la mirada a las españolas ...

Yo soy muy de Berlanga. Luis es uno de los grandes creadores del cine mundial. Si hubiera sido italiano, sus películas estarían entre las más grandes, junto a obras maestras del neorrealismo italiano como ‘Ladrón de bicicletas’ y ‘Roma città aperta’. Puestos a destacar alguna, me quedo con ‘Bienvenido Mr. Marshall’ y con ‘El verdugo’, películas que, a mi juicio, deberían estar incluidas entre las mejores de la historia del cine mundial.

-Y trasladándonos a las producciones actuales en España, ¿cuál es el lugar que para ti ocupan las películas que podemos llamar históricas entre las que se realizan en los últimos años?

Tenemos un pasado apasionante y riquísimo por trabajar, como, por ejemplo, un tema que daría mucho juego es el de los bandoleros y la prueba es el gran éxito que tuvo la serie de ‘Curro Jiménez’ que protagonizó Sancho Gracia. Además soy una gran viajera y por eso conozco bastante bien Iberoamérica. Ya he perdido la paciencia con la cantinela de la historia de las masacres de indios. Cuando una se pone a pensar en las condiciones en las que en pleno desierto de Atacama, se movían esos exploradores extremeños con sus armaduras y te imaginas la situación, la admiración es lo único que se puede sentir. Es necesario hacer películas sobre estos temas, entre otras razones, también por hacer justicia, porque las hacen ellos y nos sitúan en un plano muy distante de lo que debió ser la realidad histórica. Existe una película de Michel Douglas sobre Hernán Cortés que aquí ni siquiera se ha visto.

-Entre los muchos personajes de los que se ha ocupado el cine, ¿hay alguno en particular que a tu juicio haya salido bien parado en el retrato que la película le ha hecho?

Cleopatra y la Taylor. Hay que tener en cuenta que se trata de un personaje histórico fascinante. Debía ser una mujer muy inteligente, aunque según las monedas es representada más bien como un espanto. Es un personaje excepcional. Pero también hay que decir que mintió el film, porque por ejemplo no se explica en ningún momento los hijos que tuvo, que fueron varios. Podría decirse que la película al final no es tan buena como parece a primera vista. Al contrario de lo que le pasa a ‘Espartaco’ que es una magnífica película. Pero la otra viene a la memoria por su espectacularidad y por lo que supuso.

-Haciendo un pequeño repaso al palmarés de las grandes triunfadoras de los Oscars durante las dos últimas décadas, me sorprendió que la mayoría de las películas son históricas.

No me había fijado en eso, pero no me sorprende para nada, está muy bien que las haya. Estamos obligados a conocer nuestro pasado, no entiendo el futuro sin conocer el pasado.

-¿Aprecias algunas diferencias entre el cine histórico hecho en EEUU y el europeo?

Totalmente. Se pueden encontrar buenas películas a ambos lados. Pero si hacemos una comparación con las películas inglesas, siempren saldrán perdiendo las norteamericanas. Ellos se ocupan de su guerra de sucesión, pero cuando tratan algún tema relacionado con Europa, si el director es europeo, el resultado final huele de otra manera.

-¿Hay algún país europeo más atento a la historia que los otros?

Los británicos son geniales. En una época lo fueron los italianos y no hay más que mirar a las excelentes y cuidadas películas de Visconti. Pero los británicos son unos auténticos maestros. Cada año hay varias producciones, en las que no sabría muy bien qué destacar, porque en todas las parcelas son modélicos, iluminación, muebles, vestidos, peinados, y, sobre todo, actores. Y qué decir de series de televisión como ‘Yo claudio’, que me parece admirable. Aquí se deberían hacer, y nadie tiene las narices de hacerlas. A eso podría dedicarse más la televisión española en vez de acomodarse a la fácil solución de los culebrones sudamericanos.

-Siempre me ha interesado el tema de las películas que no han sido concebidas como históricas, pero que con el tiempo nadie duda en calificar como tales. Antes hemos hablado del caso del ‘Bienvenido Mr. Marshall’ de Berlanga por poner un ejemplo.

Claro, se trata de películas que reflejan una época actual que en el futuro será vista como histórica. Desde ese punto de vista todo llega a ser histórico. Es difícil reflejar las cosas si no se conocen bien. Tenemos siempre los espectadores la imagen que el director nos quiere dar. Por ejemplo las películas de romanos de los directores norteamericanos están muy alteradas, porque no tenían ningún problema en cambiar la historia cuando les venía bien para el guión, y eso es nocivo. Hay que tener en cuenta que las imágenes son más directas, tienen un gran poder, porque no necesitan de reflexión en principio, y de ahí el peligro que suponen las películas no cuidadas. Una película que no ha sido pensada como histórica y que sin duda lo será es ‘La vida de los otros’, porque refleja una época de la historia del país y estoy segura de que va a envejecer muy bien.


 
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ISSN 1988-8848